Harold Capote Fernández
Quizás la generación más joven gustosa del beisbol de Grandes Ligas desconoce las proezas ofensivas de un hombre como Tony Gwynn, el legendario toletero zurdo integrante del Salón de la Fama que en solo 1 de sus 20 temporadas ligó por debajo de .300, logrando .338 de por vida, además de llevarse 8 títulos de bateo y 7 Bates de Plata.
Su capacidad de contacto era tan prodigiosa, que la máxima figura histórica de los Padres de San Diego jamás se ponchó más de 40 veces en un torneo, para él eso solo ocurrió en 1988. Si fueron apenas 40 en 133 juegos y 521 turnos oficiales, o lo que es igual el 6.9% de sus turnos.
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Otro de los datos que confirman su excelsa habilidad, es que en los últimos 3 años como bigleaguer, Mr Padre solo fue guillotinado 27 veces.
Todas estas son cifras escandalosas y que probablemente despertarían gran recelo en paleadores de la actual era.
Por ejemplo en Joey Gallo de los Yankees de Nueva York, quien solo en el recién terminado mes de junio se ponchó 32 veces, todo en 65 ocasiones o lo que es igual el 49,2%.
Si vamos más allá, Gwynn acumuló 434 en 9.288 turnos; antes de la jornada de este viernes, Gallo, en el transcurso de su octava temporada, presenta 970 ponches en 2.202 turnos, 223,5% más.
Eugenio Suárez
Otro de los que entra en el molde de bateador ponchón en estos tiempos es el venezolano del estado Bolívar, quien en los recientes 5 años ha visto elevar su porcentaje de abanicados: 23,4%, 28,6%, 29%, 29,8% y 32,5% en este 2022.
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Para Tony Gwynn, su más elevado porcentaje de ponches fue de 8, ya en su temporada final, con 41 años de edad y algunos kilitos de más.
Kyle Schwarber
En el fornido zurdo de los Filis de Filadelfia vemos otro de los actuales contrastes respecto a la leyenda de los Padres.
Schwarber, en medio de su octavo torneo en las Mayores, se ha ponchado el 28% de sus turnos, Gwynn acumuló 4,2%. Del cielo a la tierra.
Por supuesto que estas tres comparativas las hacemos no para despotricar hacia Gallo, Suárez y Schawrber, sino para reflejar y recordar las inmensas capacidades de Tony Gwynn, uno de los mejores en el mundo de los bates, guantes y pelotas.