Para la jornada de este martes, las Águilas Cibaeñas llegaron con marca negativa de 2 triunfos y 3 caídas, balance donde el desempeño de su cuerpo de lanzadores tuvo incidencia directa; ellos acumularon el 2do más deficiente promedio de carreras limpias permitidas, 4.76, así como el peor whip de todos, 1.65. Se trató de una situación seria porque en esos dos apartados, la cifra media se ubicó en 3.80 y 1.47.
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Dentro de todo ese contexto negativo hubo algo muy rescatable, el buen trabajo realizado por los brazos de relevo, que realmente estuvieron a la altura y solo en el partido del lunes se mostraron inefectivos; tras esos 5 primeros compromisos, la gente del bullpen aguilucho acumuló ERA de 3.67, whip de 1.70, promedio de ponches por cada 9 entradas en 9.6, el de boletos en 6, el de el de imparables en contra en 9.3 y el de jonrones en 0.3.
Debemos reiterar que esos números resultaron degradados tras la jornada del 23 de octubre, porque antes de ella esos serpentineros tenían efectividad de 1.98, whip en 1.59, promedio de ponches por cada 9 innings en 11.37, el de bases por bolas en 6.4, el de inatrapables recibidos en 7.9 y el de cuadrangulares en 0.
Evidentemente que todos esos lanzadores se les iba a presentar un mal momento, es una cuestión también de tendencia estadística y hasta de lógica, porque como en muchas de las ligas caribeñas, los integrantes del bullpen acumulan casi (cuidado si hasta más) el mismo porcentaje de trabajo que los brazos de aperturas. En el caso de las Águilas quedará por ver si los relevistas pueden mantener la consistencia, hasta ahora han hecho un buen trabajo y no hay motivos de peso para creer sean incapaces de continuarlo.
Fuente consultada: lidom.com