Redacción Meridiano
Los Golden State Warriors padecen nuevamente una dura situación para iniciar sus planes para la siguiente campaña de la NBA, y es que el equipo podría desmantelarse de una forma impensable.
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Esta campaña no se esperaba que los Warriors lograran coronarse nuevamente, especialmente por el altercado que protagonizaron Draymond Green y Jordan Poole antes del inicio de la temporada 2022-2023, siendo un factor clave para la ruptura de la química de la franquicia.
Tras la eliminación en las semifinales de la Conferencia Oeste en manos de los Ángeles Lakers, el equipo parece haber caído en un abismo muy oscuro, y es que hasta ahora se conoce que hay jugadores en duda para la siguiente temporada, al igual que su manager general Bob Myers.
Green y Poole no estuvieron muy unidos durante la campaña, eso se sabe, a pesar de las disculpas y la intersección por parte de Stephen Curry, demás compañeros y cuerpo técnico, la relación se fracturó de gran manera, incluso se presumió que motivado a ello Poole protagonizó una paupérrima actuación en postemporada.
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Ahora el equipo debe pensar en cómo solucionar las cosas en el equipo, ofrecerle una extensión de contrato que mantenga contento a Green, que las diferencias entre él y Poole lleguen a su fin y que su GM Bob Myers siga prestando sus servicios a dicha franquicia.
Este último tema mencionado, parece que se resolverá en unas semanas cuando ambas partes se reúnan y acuerden sus términos y así conocer si Myers se queda o se va.
Por otro lado, el equipo necesita un cambio de jugadores si desean competir a un mejor nivel el próximo año, y no depender de la habilidad de Curry o de Klay Thompson para ganar partidos.