28 de marzo de 2004. Una fecha grabada a fuego en la memoria de los aficionados al tenis. Hace dos décadas, en la tercera ronda del Masters 1000 de Miami, dos jóvenes talentos se enfrentaban por primera vez: Roger Federer, el número 1 del mundo, y Rafael Nadal, un impetuoso zurdo de 17 años. El resultado: una victoria contundente del español por 6-3 y 6-3, encendiendo la chispa de una rivalidad que marcaría una época.
NOTAS RELACIONADAS
Si bien Federer era el favorito, Nadal no se intimidó. Con su característico ímpetu y una derecha demoledora, dominó el encuentro desde el inicio. Su servicio fue implacable, ganando el 81% de los puntos con su primer saque y sin ceder ninguna opción de quiebre. Federer, por su parte, no encontró su ritmo y lució errático, cediendo tres veces su saque.
Nadal, exultante tras la victoria, reconoció que "salió a la pista con actitud positiva, no con la de intentar ganar un juego". Su actuación no fue una sorpresa para muchos, ya que se auguraba un futuro brillante para el joven español.
Federer, por su parte, se mostró impresionado por el nivel de Nadal: "He oído hablar mucho de él y he visto algunos de sus partidos. Creo que no es una gran sorpresa para nadie". Aunque reconoció que no jugó su mejor tenis, el suizo también admitió que "si un jugador como yo juega a muy, muy buen nivel y un jugador top como Roger no juega a su mejor nivel, puedes ganar".
El inicio de una leyenda
Este primer encuentro no solo fue una victoria para Nadal, sino que marcó el inicio de una de las rivalidades más apasionantes de la historia del deporte. A lo largo de 20 años, Federer y Nadal se enfrentaron en 40 ocasiones, con 24 victorias para el español y 16 para el suizo. Sus épicos duelos en Wimbledon, Roland Garros y otras grandes citas del tenis generaron una expectación sin precedentes, cautivando a millones de aficionados en todo el mundo.
Más allá de la competencia en la pista, Federer y Nadal siempre han mostrado un gran respeto mutuo y una profunda amistad. Ambos han reconocido la influencia que han tenido en la carrera del otro, impulsándose a alcanzar nuevas metas y elevar el nivel del tenis masculino.
Un legado imborrable
El primer Federer-Nadal no solo fue un partido de tenis, sino un momento crucial en la historia del deporte. A partir de ese día, dos leyendas se consolidaron en la cima del tenis, protagonizando una rivalidad que ha dejado una huella imborrable en la memoria de los aficionados.
20 años después, el legado de Federer y Nadal sigue vigente. Sus épicas batallas han inspirado a una nueva generación de jugadores y han elevado el tenis a un nuevo nivel. Sin duda, el 28 de marzo de 2004 quedará marcado como el día en que una rivalidad legendaria comenzó a escribirse.