En un evento sin precedentes, la ciudad de Río de Janeiro ha registrado una sensación térmica de 62,3°C, superando todos los registros previos en la última década. Este fenómeno, que ha capturado la atención de expertos y ciudadanos por igual, plantea interrogantes sobre la diferencia entre la sensación térmica y la temperatura medida convencionalmente.
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La sensación térmica es una medida que refleja cómo perciben los seres humanos el calor o el frío, influenciada por factores como la humedad y el viento. En contraste, la temperatura es una medida objetiva del calor presente en el ambiente, determinada por termómetros estándar.
Por ejemplo, una temperatura de 0°C con viento calmado resultará en una sensación térmica similar, pero si el viento sopla a 25 km/h, la sensación térmica puede descender hasta -6°C.
En el caso de Río de Janeiro, la elevada sensación térmica se debe a una combinación de altas temperaturas y una humedad relativa significativa, que intensifica la sensación de calor. Este efecto es especialmente notable en verano, cuando la sensación térmica se calcula para temperaturas a partir de 20°C.
La ciudad experimentó este récord el domingo pasado, con el Sistema Alerta Rio informando que era la marca más alta desde que comenzaron las mediciones en 2014. Además, Sao Paulo está viviendo el marzo más caliente de su historia, lo que subraya la intensidad de la ola de calor que afecta a Brasil.
Este fenómeno climático extremo ha llevado a las autoridades a emitir consejos para sobrellevar las altas temperaturas y ha reavivado el debate sobre el cambio climático y sus efectos en el clima global. Con la deforestación y el aumento de la población, la preocupación por el futuro climático es palpable entre los residentes.