Oasis volvió a dominar el escenario en Cardiff el 4 de julio de 2025, marcando su esperado regreso tras 15 años de ausencia. Durante la interpretación de su emblemático himno “Live Forever”, Liam y Noel Gallagher sorprendieron al público al dedicar esta canción a Diogo Jota, futbolista del Liverpool que falleció el 3 de julio en un trágico accidente automovilístico.
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La banda proyectó la imagen del portugués con la camiseta del club en las pantallas gigantes, dando paso a una ovación sentida por parte de los 75.000 asistentes.
Oasis deja a un lado sus colores por un sentido homenaje
Es bien sabido que Oasis, originaria de Manchester, fue formada por hinchas fervientes del Manchester City. Aun así, en esta ocasión sus colores pasaron a segundo plano. Frente a una tragedia que sacudió al mundo del fútbol, los Gallagher optaron por dedicar su legado musical a un rival emocional en el ámbito deportivo. Este gesto —adaptar uno de sus temas más icónicos para rendir tributo a una figura fuera de su círculo futbolístico— demuestra cómo el deporte y la música pueden unirse en un acto de solidaridad y respeto.
El momento se vivió con notable solemnidad: en el clímax de “Live Forever”, resonaron las palabras “Gonna live forever… We're gonna live forever” mientras la imagen de Jota se alzaba en el escenario. El público, emocionado, respondió con una ovación y encendió flares rojos en honor al Liverpool, encarnando así una comunión entre fanáticos y banda.
A lo largo del concierto, los Gallagher interpretaron clásicos como “Hello”, “Morning Glory” y “Don’t Look Back in Anger”, pero fue la dedicación a Diogo Jota la que se convirtió en el momento más destacado y con más repercusión. No era solo un guiño musical: era un acto humano que traspasó las divisiones futbolísticas para honrar a un joven de 28 años, reciente campeón de la Premier League con el Liverpool y de la UEFA Nations League con la selección de Portugal.
Este gesto de Oasis refleja cómo el poder de la música puede trascender rivalidades y unir en momentos de dolor. Al dedicar “Live Forever” a Diogo Jota, los Gallagher no solo homenajearon a un deportista, sino que también ratificaron la universalidad de su legado: un vínculo que vela por perdurar más allá de los colores, los estadios y, en última instancia, la vida misma.