Un hombre de la tercera edad que formó parte del movimiento independentista de la tribu Mau Mau, el cual luchó contra el dominio colonial, ahora representa una historia conmovedora.
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Se trata de Kimani N’gan’ga Maruge, de 84 años, quien nunca asistió a la escuela y quería adentrarse en la formación académica. En este sentido, el tatarabuelo decidió aprovechar la nueva ley en Kenia, que ofrecía educación gratuita en las escuelas primarias estatales.
“La razón por la que quería estudiar era para mostrarle a los niños kenianos y al mundo entero que la educación es más importante que cualquier otra cosa, más que ser rico”, señaló durante una entrevista concedida a Reuters.
Maruge debió luchar contra los paradigmas y algunos obstáculos que se le presentaron en el camino. Por ejemplo, la directora de la escuela llamada Obinchu, no quería admitirlo en su curso pues consideraba que el octogenario era muy mayor para ingresar a la escuela.
“Le dijimos que era demasiado viejo para aprender. Para deshacerme de él, le dije que volviera en enero del año 2004”, aseguró Obinchu. Pensó que era la última vez que vería a Maruge. Sin embargo, cuando las escuelas reabrieron sus puertas en el año 2004, el octogenario se presentó con un “uniforme escolar completo y con algunos libros y un lápiz en una bolsa”.
En esta ocasión, Obinchu le solicitó un Maruge un plazo de una semana para consultar la decisión. Así fue cuando lo recibió y decidió hablar con él “cara a cara”. El octogenario decidió confesarle cuál era la razón que lo motivó a asistir a la escuela primaria.
“Había ido a la iglesia y escuchado a un joven predicando, hablando de Jesucristo. Sintió que el joven no estaba diciendo la verdad, así que se fue de la iglesia en señal de protesta”. “Camino a su casa, se sintió mareado y se sentó al borde de la carretera, y me dijo que había tenido una visión, en la que le dijeron que viniera a nuestra escuela para que le ayudáramos a aprender a leer, para que pudiera leer la Biblia por sí mismo”, agregó Maruge.
Después, señaló que tuvo una visión en la que una señora lo ayudaría a formarse y fue a Obinchu a quien vio. Ese fue el relato que ayudó a que lo aceptaran de manera definitiva.
Obstáculos durante la formación académica
El primer día fue todo un éxito y el octogenario experimentó una gran receptividad tanto de los profesores como de los alumnos. Él estaba enfocado en aprender cada día más, se mantenía disciplinado y firme.
Sin embargo, algo inesperado ocurrió. Los padres asistieron molestos a la escuela primera a reclamar, pues consideraban que Maruge ocupaba una plaza que debía ser destinada a un niño. Como designio divino, la ayuda vino del lugar menos esperado, los alumnos salieron con piedras en sus manos con el objetivo de alejar a sus propios padres.
No obstante, los padres no se dieron por vencidos y apelaron con una carta dirigida al Ministerio de Educación. En respuesta, Obinchu fue transferida a otra escuela y fue cuando decidió viajar a unos 300 kilómetros hasta Kenia, para solventar la problemática. La situación fue resuelta y Jane continúo enseñando al octogenario.
Una historia, un legado
Años más tarde, esta conmovedora e interesante historia traspasó fronteras. Por ello, en el año 2005 tanto el pupilo como la maestra se trasladaron a Nueva York, donde entregaron un mensaje a las Naciones Unidas.
En su discurso afirmó que deseaba la inclusión de todos los niños en la educación y que deseaba ser veterinario, pero que primero debía terminar la primaria.
Maruge ingresó en el Libro de los Récord Guinness como el hombre de mayor edad en comenzar la escuela primaria a sus 84 años. Finalmente, murió en el año 2009, a sus 89 años. Su historia dejó un legado de que los sueños son posibles siempre y cuando se mantenga la esperanza y la perseverancia ante los obstáculos.