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La tradición de usar calzones amarillos en la víspera del Año Nuevo es una de las más conocidas en varios países de Latinoamérica, esta costumbre se asocia con la atracción de buena suerte, dinero y prosperidad.
Aunque no todos celebran de la misma manera, el color amarillo es considerado un amuleto de buenos augurios, especialmente en lo que respecta al inicio de un nuevo ciclo. Según creencias populares, usar esta prenda en la noche del 31 de diciembre es una forma simbólica de pedir que el nuevo año traiga abundancia.
El origen de la tradición de los calzones amarillos tiene raíces en antiguas creencias latinoamericanas, en muchas culturas, el color amarillo ha sido relacionado con el sol, símbolo de energía vital, y la fertilidad. El amarillo también se asocia con el oro, lo que refuerza la idea de que este color es un amuleto de riqueza y éxito, por ello, en el contexto del Año Nuevo, se cree que usar ropa interior de este color atraerá oportunidades económicas y buenos resultados durante el año venidero.
El color amarillo es considerado un símbolo de vitalidad y de nuevos comienzos, en la tradición, este color refleja el poder del sol, fuente de vida y energía, además, en muchas culturas, el amarillo es visto como un color que representa la abundancia y la prosperidad. Por estos motivos, la elección de los calzones amarillos en la víspera del Año Nuevo no solo es un acto de moda, sino un gesto cargado de significados positivos, enfocados en el bienestar y la prosperidad para el futuro.
En Colombia, el calzón amarillo se ha convertido en uno de los agüeros más populares de la temporada navideña, la tradición sostiene que, al usar este color, se augura un año lleno de dinero y buenas oportunidades, por ello, en las tiendas de ropa interior, la demanda de calzones amarillos aumenta significativamente durante diciembre. Este gesto no solo es personal, sino que también refleja el deseo de mejorar en todos los aspectos de la vida: económico, emocional y de salud.