La reciente tragedia ocurrida en la escuela secundaria Apalachee ha dejado a la comunidad y al país entero en estado de shock. El ataque, perpetrado por un adolescente de 14 años, resultó en la muerte de cuatro personas y dejó otras nueve heridas. Con esta nueva tragedia se ha reavivado el debate sobre la efectividad de las medidas de seguridad en las escuelas.
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El autor del tiroteo había sido investigado previamente por el FBI debido a amenazas en línea realizadas el año pasado. El joven abrió fuego en un pasillo de la escuela después de que sus compañeros se negaran a dejarlo entrar nuevamente al aula. Pese a las advertencias y pistas recibidas por las autoridades, no se encontraron pruebas suficientes para proceder a un arresto en ese momento.
Víctimas fatales
Las víctimas fatales del ataque han sido identificadas como Mason Schermerhorn y Christian Angulo, ambos de 14 años. También resultaron víctimas fatales los instructores Richard Aspinwall y Christina Irimie. Este suceso ha desencadenado un profundo dolor en la comunidad local. Se han organizado vigilias y eventos conmemorativos para honrar a los fallecidos y apoyar a las familias afectadas.
Las investigaciones han revelado que el joven agresor fue interrogado por las autoridades cuando tenía 13 años, tras la aparición de publicaciones en línea que amenazaban con un tiroteo escolar. A partir de este evento, se ha generado una preocupación creciente sobre la vigilancia de las amenazas en línea y la respuesta de las autoridades.
El padre del agresor
El padre del adolescente acusado por la tragedia, fue arrestado el jueves y enfrenta múltiples cargos, incluidos asesinato en segundo grado. Colin Gray, de 54 años, ha sido acusado de cuatro cargos de homicidio involuntario, dos de asesinato en segundo grado y ocho de crueldad hacia los niños, según informó la Oficina de Investigaciones de Georgia.
Por su parte, el hijo de Gray, Colt Gray, de 14 años, ha sido acusado como adulto de asesinato en el tiroteo que dejó cuatro muertos y nueve heridos. Las autoridades alegan que utilizó un rifle de asalto semiautomático durante el ataque. En Georgia, el homicidio en segundo grado puede acarrear una pena de entre 10 y 30 años de prisión, mientras que el homicidio doloso conlleva penas más severas, incluyendo cadena perpetua.
