La seguridad en la residencia de Donald Trump, ubicada en Mar-a-Lago, Florida, ha sido significativamente reforzada tras su reciente victoria en las elecciones presidenciales. Este aumento en las medidas de protección responde a un creciente temor por posibles actos de violencia, exacerbado por las declaraciones del propio Trump, quien ha insinuado que no aceptaría los resultados electorales.
Con el anuncio de su triunfo, el magnate republicano ha comenzado a reorganizar su agenda desde su hogar, donde se prepara para enfrentar un nuevo mandato repleto de desafíos y promesas para los estadounidenses. Sin embargo, el ambiente de tensión ha llevado a las autoridades a implementar medidas más estrictas de seguridad.
El alguacil del condado, Ric Bradshaw, confirmó que la caravana presidencial será más grande de lo habitual, y que se establecerán controles adicionales alrededor del Club de Golf Trump International en West Palm Beach. “Alrededor del campo de golf, cuando esté jugando, la seguridad será mucho más estricta que antes”, afirmó Bradshaw.
Seguridad preventiva ante atentados
Este refuerzo de seguridad no es una novedad; ya se había incrementado tras un segundo intento de asesinato contra el presidente electo. Sin embargo, ahora que Trump se dirige hacia su segundo mandato en la Casa Blanca, el costo de estas medidas es considerable. Según el alguacil, la protección del presidente electo asciende a aproximadamente 200,000 dólares diarios en personal y recursos, sin incluir los gastos adicionales que surgen con las visitas de dignatarios extranjeros.
La responsabilidad última de la seguridad de Trump recae en el Servicio Secreto, que trabaja en conjunto con las autoridades locales para garantizar la integridad física del nuevo líder.