A pesar de las adversas condiciones meteorológicas que han incluido truenos, relámpagos y lluvias, los Reyes Magos no han dejado de cumplir con su misión mágica y han llegado a todas partes en España la tarde del 5 de enero. En lugares como Zamora, un repentino aguacero ha acortado la visita, mientras que en algunas ciudades de Castilla-La Mancha se ha reducido el itinerario.
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Pese al clima poco favorable, las cabalgatas han continuado, pintando el día de color a pesar de las nubes amenazantes. Desde temprano en la mañana, las recibidas oficiales y las llegadas espectaculares, ya sea en barco, tren o helicóptero, han llenado de alegría las calles, culminando con el reparto de caramelos y la recolección de deseos por la tarde.
La resiliencia de las cabalgatas en los pueblos
En Paiporta, los trajes de los Reyes Magos se salvaron de daños gracias a que estaban guardados en las plantas altas del Auditorio, permitiendo a sus majestades lucirlos de nuevo en una cabalgata especial. Esta localidad, como es bien conocido, fue una de las más afectadas por la DANA que azotó la Comunidad Valenciana el 29 de octubre.
Este año las cabalgatas de reyes en la región han tenido como protagonistas en el desfile al pueblo, las asociaciones vecinales y los voluntarios que ofrecieron ayuda tras la catástrofe, con un camión de la UME recibiendo los mayores aplausos. Otras localidades de la Huerta Sur, como Llocnou de la Corona, Sedaví y Benetússer, han vivido una cabalgata conjunta organizada por las Cámaras de Comercio, repartiendo juguetes, turrones y dulces entre los niños.
Espectáculos y adaptaciones en las cabalgatas de las ciudades
En Madrid, a pesar de un chaparrón inicial, el desfile comenzó puntual y con el cielo despejado hasta el final. La cabalgata contó con 1,200 kilos de caramelos, 1,500 personas en la comitiva real y 260 pajes reales. El espectáculo se dedicó a tres elementos naturales: Melchor representó el agua, Gaspar el aire y Baltasar la tierra.
En Barcelona, la lluvia no impidió que la majestuosa cabalgata llenara las calles de alegría. Los niños, protegidos con chubasqueros, y el público, bajo paraguas, disfrutaron de un desfile lleno de diversión y fantasía con la participación de más de 1,300 personas, entre bailarines, actores y técnicos. Extremadura también se adaptó a las previsiones meteorológicas, con cabalgatas celebradas anticipadamente en lugares como Mérida.