La ciudad de Nueva York se prepara para una transformación significativa en su paisaje policial. Con el anuncio del alcalde Eric Adams sobre la desaparición de alrededor de 4.000 policías de las calles en los próximos dos años, la ciudad se enfrenta a un ajuste presupuestario que pretende abordar la crisis migratoria en medio de alegaciones de falta de fondos por parte del gobierno. encabezado federal por Joe Biden.
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Este plan, que requiere la aprobación del Concejo Municipal de Nueva York, ha generado una respuesta mixta. Mientras el alcalde busca aliviar la presión financiera destinando menos recursos a la fuerza policial más grande del país, el Concejo se prepara para desafiar esta propuesta. En lugar de reducir el número de agentes en las calles, están contemplando la posibilidad de unirse al alcalde para instar al gobierno federal a asumir la responsabilidad financiera de los inmigrantes que continúan llegando desde la frontera con México.
Los recortes propuestos, que se describen como "extremadamente dolorosos" por el alcalde Adams, no se limitarán a la fuerza policial. Afectarán también el mantenimiento de la ciudad, la capacidad de las escuelas públicas y los servicios destinados a los inmigrantes que se encuentran en el epicentro de la crisis de fondos municipales. La primera fase de reducción, un 5%, se implementará este mes, seguida de posibles ajustes adicionales en enero y abril, acumulando hasta un total del 15% si no se recibe suficiente ayuda federal y estatal.
Este escenario, combinado con la cancelación de las próximas cinco clases de reclutamiento, junto con las jubilaciones proyectadas, reducirá la fuerza policial de Nueva York a 29,000 agentes para mediados de 2025, marcando la cifra más baja desde mediados de los años 1990.
El presidente de Finanzas del Concejo Municipal, Justin Brannan, reconoce la posición difícil de la administración Adams, pero advierte que el Concejo no permitirá recortes en servicios cruciales que son fundamentales para la seguridad y la limpieza de la ciudad. En medio de una crisis migratoria de 12 mil millones de dólares y con la ayuda federal pandémica a punto de expirar, Nueva York enfrenta un delicado equilibrio entre la necesidad de ahorro y la preservación de servicios esenciales para sus ciudadanos.
