A partir de enero de 2024, la mayoría de los vehículos que transiten por debajo de la calle 60 en Manhattan deberán pagar un nuevo peaje de congestión, establecido en $9 dólares. Esta medida, aprobada por el Estado y que busca aliviar el tráfico en la zona, ha generado un intenso debate, especialmente tras la decisión de la Gobernadora Kathy Hochul de reducir la tarifa inicial propuesta de $15.
Mayor control del tráfico
El nuevo impuesto, que se espera recaude aproximadamente $15,000 millones anuales para financiar proyectos de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), también contempla tarifas diferenciadas: $4.50 para motocicletas, $14.40 para camiones pequeños y autobuses no pasajeros, y $21.60 para camiones grandes y autobuses turísticos. Además, se ofrecerán descuentos significativos para los taxis y vehículos de alquiler, con tarifas de $0.75 y $1.50, respectivamente.
Regulación de la tarifa
La gobernadora Hochul justificó la reducción del peaje, afirmando que un costo de $15 era excesivo en el actual clima económico. "Al reducir el peaje diurno a $9 para los automóviles, ahorraremos a los conductores hasta $1,500 al año", comentó. La mandataria también destacó que esta iniciativa no solo ayudará a desatascar las calles y reducir la contaminación, sino que mejorará el transporte público para millones de neoyorquinos.
Janno Lieber, presidente de la MTA, celebró la implementación del peaje y subrayó su impacto positivo en la calidad del aire y la descongestión de las vías. "Los neoyorquinos merecen un aire más limpio y calles más seguras", afirmó Lieber, resaltando que la medida es un paso crucial hacia un servicio de transporte más eficiente.
Financiamiento para el sistema de transporte
Por su parte, Kathryn Wylde, presidenta de Partnership for New York City, enfatizó que esta nueva tarifa es vital para financiar un sistema de transporte más seguro y confiable. "La congestión le cuesta a nuestra región más de $20,000 millones al año", señaló Wylde, argumentando que la medida beneficiará tanto a empresas como a consumidores.
Sin embargo, a pesar de los beneficios esperados, muchos conductores en Nueva York y Nueva Jersey han expresado su oposición a esta nueva tarifa, argumentando que representa una carga adicional para las familias de bajos y medianos recursos.
