Edwin Castro, el ganador del premio más grande en la historia de las loterías estadounidenses, optó por conmemorar su increíble fortuna de $2,000 millones de dólares de una manera tan peculiar como opulenta. Antes de que su identidad fuera revelada al público, Castro emprendió un viaje a las exquisitas islas Fiyi en Oceanía, en compañía de un grupo selecto de amigos.
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El archipiélago en el océano Pacífico, célebre por sus aguas cristalinas y selvas tropicales, sirvió como escenario para la celebración de Castro. Tras cobrar la asombrosa cifra en efectivo, alrededor de $997 millones de dólares, el afortunado ganador se sumergió en una experiencia única en Fiyi. Se desvaneció de las plataformas de redes sociales, demostrando su deseo de salvaguardar al máximo su privacidad.
A lo largo de su estancia en Fiyi, Castro y sus amigos disfrutaron de lugares exclusivos, como el afamado bar flotante "Cloud 9". Este singular establecimiento, solo alcanzable por embarcación y ubicado a una hora de tierra firme, ofrecía a los visitantes la posibilidad de tomar el sol, sumergirse en las aguas y deleitarse con exquisiteces como pizza horneada con leña. Imágenes difundidas exhiben a Castro compartiendo instantes con al menos ocho personas en este paraíso flotante.
El viaje extravagante fue tan solo el inicio de los desembolsos fastuosos de Castro. Aparte de invertir en tres residencias suntuosas, incluida una de estilo japonés valorada en $4 millones destinada a sus progenitores, el joven de 31 años se entregó a la adquisición de vehículos lujosos, entre ellos Porsches.
A pesar de su recién obtenida riqueza, Castro ha elegido mantener un perfil discreto. Se le ha observado abandonando la oficina de su asesor legal o la entidad bancaria, reflejando una actitud centrada y sin ostentaciones. Su hermano Jesse, de 27 años y empleado en una entidad financiera, asume la responsabilidad de gestionar sus ingresos, consolidando un equipo que, según informantes, conserva una actitud humilde. A pesar del vuelco extraordinario en su vida, Castro parece mantener la sencillez y la prudencia en su nueva existencia multimillonaria.