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Recientemente, el sindicato de estibadores estadounidenses y la Alianza Marítima de Estados Unidos llegaron a un acuerdo provisional sobre salarios y han logrado una prórroga en su contrato actual hasta 2025, período en el cual negociarán un nuevo contrato.
Este acuerdo le pone fin a los tres días de huelga, en los cuales se había paralizado los puertos de la costa este y la costa del Golfo de México y que amenazaba de manera significativa la distribución de frutas, automóviles, y otras mercancías.
A través de un comunicado conjunto, ambas partes confirmaron haber logrado un “acuerdo provisional sobre los salarios”, facilitando la prórroga del Contrato Marco hasta el 15 de enero de 2025, cuando retomarán las negociaciones de las “cuestiones pendientes”.
En este sentido, el acuerdo establece un aumento salarial del 62% durante los próximos 6 años, esta cifra se encuentra incluida entre la demanda inicial del sindicato que reclamaba un 77% y la oferta de los operadores portuarios alrededor del 50%.
Mientras que, en una declaración publicada por la Casa Blanca, el presidente Joe Biden señaló “quiero aplaudir a la Asociación Internacional de Estibadores (ILA) y la Alianza Marítima de Estados Unidos por unirse para reabrir los puertos de la costa este y del Golfo”.
De igual modo, Biden extendió su felicitación a los estibadores del ILA, quienes “merecen un contrato fuerte después de sacrificarse tanto para mantener nuestros puertos abiertos durante la pandemia. Y aplaudo a los operadores portuarios por trabajar duro y poner una oferta fuerte sobre la mesa”.
Igualmente, el mandatario estadounidense felicitó a los “trabajadores sindicados, a los transportistas y a los operadores portuarios por actuar patrióticamente para reabrir nuestros puertos y garantizar la disponibilidad de suministros críticos para la recuperación tras el huracán Helene”.
Por último, el acuerdo provisional se produce en un momento clave sobre la cadena de suministro estadounidense y otorga más tiempo para resolver los problemas de la negociación. En líneas generales, asegura la continuidad de las operaciones portuarias, fortaleciendo notablemente la economía estadounidense.