Estados Unidos ha anunciado una expansión en los servicios consulares que ofrece en Cuba a partir del próximo lunes. Este cambio permitirá a los ciudadanos cubanos acceder a visas en diversas categorías, tales como las visas para trabajadores temporales (H), visitantes de intercambio (J) y transferencias dentro de empresas (L), entre otras. Sin embargo, la medida no incluye la reanudación de la emisión de las visas de no inmigrante para negocios (B-1) y turismo (B-2), las cuales seguirán suspendidas indefinidamente.
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Un paso hacia la normalización, pero con limitaciones
Esta decisión es un paso significativo en la restauración gradual de los servicios consulares en La Habana, tras el cierre parcial que se produjo debido al “síndrome de La Habana”, una serie de incidentes de salud que afectaron al personal diplomático estadounidense en la isla desde 2016.
Estos incidentes, en su momento atribuidos a supuestos ataques sónicos, llevaron al deterioro de las relaciones diplomáticas entre ambos países y a la suspensión de varios servicios consulares.
La embajada no ha ofrecido una explicación clara sobre por qué se ha decidido retomar algunas categorías de visas, mientras que las visas de negocios y turismo, que son de las más solicitadas por los cubanos, siguen excluidas.
Estas visas son cruciales para muchos cubanos, quienes ahora deben desplazarse a terceros países, como Guyana, para gestionar sus solicitudes.
El contexto actual refleja un esfuerzo por parte de la administración estadounidense para restablecer ciertos lazos consulares con Cuba, pero sin comprometer su postura respecto a las sanciones y restricciones impuestas durante la administración de Donald Trump.
Aunque la medida es bien recibida por aquellos que requieren otras categorías de visas, la falta de acceso a las visas B-1 y B-2 sigue siendo un obstáculo considerable para los cubanos que desean viajar a Estados Unidos por motivos de negocios o turismo.
La ampliación de los servicios consulares en Cuba es un avance en las relaciones bilaterales, pero las restricciones vigentes demuestran que aún queda un largo camino por recorrer para una normalización total de las relaciones entre ambos países.