NOTAS RELACIONADAS
Cuando una latina se une en matrimonio con un ciudadano estadounidense, su estatus migratorio experimenta un cambio significativo. Este vínculo le brinda ciertos beneficios legales que son vitales para su permanencia en el país. Sin embargo, si el matrimonio termina en divorcio, las consecuencias pueden ser complejas y varían según la situación migratoria individual de la persona. Es fundamental entender los impactos que un divorcio puede tener en el estatus migratorio y las opciones disponibles para quienes atraviesan este proceso.
Al casarse con un ciudadano estadounidense, las latinas pueden obtener una Green Card, permitiéndoles vivir y trabajar legalmente en EEUU. Sin embargo, si el matrimonio se disuelve, podrían enfrentar la pérdida de estos beneficios. Esta situación es especialmente grave para aquellas que no han alcanzado la residencia permanente antes del divorcio, lo que puede dejarlas en una situación migratoria inestable y vulnerable.
Para las latinas que ya poseen una Green Card al momento del divorcio, su estatus migratorio se mantiene intacto, no enfrentarán consecuencias inmediatas en su situación migratoria. Sin embargo, es importante tener en cuenta que su capacidad para solicitar la naturalización se verá alterada; deberán esperar cinco años en lugar de tres para poder presentar su solicitud de ciudadanía.
Aquellas que obtuvieron la residencia condicional a través del matrimonio con un ciudadano estadounidense enfrentan un escenario más complicado. Este estatus es temporal y generalmente dura dos años. Si el matrimonio se disuelve antes de que se convierta en residencia permanente, la solicitud conjunta para el ajuste de estatus ya no será posible. Además, USCIS podría cuestionar la legitimidad del matrimonio, lo que puede complicar aún más el proceso de regularización del estatus.
Consecuencias de depender de visas de cónyuge
Las latinas que dependen de las visas de sus cónyuges, como la H-1B, pueden enfrentar serias repercusiones en caso de divorcio. La separación puede resultar en la pérdida del estatus migratorio como dependientes. Esto significa que, al divorciarse, ya no tendrán la opción de ajustar su estatus ni obtener una Green Card a través de su cónyuge, lo que las coloca en una situación precaria y sin alternativas claras para regularizar su situación.