Saquon Barkley tiene más fútbol americano importante para jugar esta temporada, lo que le da al corredor de los Philadelphia Eagles una mejor oportunidad de hacer una carrera seria para romper el récord de yardas terrestres de la temporada de Eric Dickerson.
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Barkley corrió para 109 yardas y dos touchdowns solo en el primer cuarto y terminó con 150 en la derrota del domingo por 36-33 ante Washington. Barkley ahora lidera la NFL con 1,838 yardas terrestres en la temporada a lo largo de 15 juegos.
Todavía necesita dos grandes salidas en los juegos finales de la temporada contra Dallas y los New York Giants para superar a Dickerson y sus 2,105 yardas para Los Angeles Rams en 1984.
Barkley, de 27 años, está a 268 yardas de superar a Dickerson para la marca de la temporada y a 162 de convertirse en el noveno jugador en la historia de la NFL con 2,000 yardas terrestres en una temporada. Barkley tiene una oportunidad extra de alcanzar el récord de la NFL gracias a un juego número 17 de la temporada que Dickerson y la NFL no tuvieron en 1984.
A continuación, un vistazo a lo que le espera a Barkley y sus posibilidades de alcanzar a Dickerson: ¿Dónde se encuentra Barkley en la persecución del récord? La derrota de los Eagles les costó su primera oportunidad de asegurar la NFC Este, lo que significa que el equipo tiene algo por lo que jugar el domingo contra Dallas en el Lincoln Financial Field.
Barkley tiene una ventaja de 202 yardas sobre Derrick Henry de Baltimore con 1,636. Barkley promedia 122.5 yardas terrestres por juego esta temporada, lo que lo coloca en camino de 2,083 yardas esta temporada, a 23 yardas de establecer el récord.
El corredor de Minnesota Adrian Peterson corrió para 2,097 yardas en 2012 y está segundo en la lista de yardas terrestres de la temporada. Si los Eagles logran un título divisional y un partido en casa en los playoffs, podrían jugar un final sin importancia contra los Giants.
El entrenador de los Eagles, Nick Sirianni, podría decidir dejar descansar a Barkley para los playoffs en lugar de arriesgarse a una lesión jugando para conseguir el récord de yardas terrestres de la NFL.