El Atlético de Madrid ha tomado una decisión con respecto a su fanaticada, esto en relación con los últimos sucesos donde la grada baja del fondo sur ha estado implicada.
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En primera instancia, en medio del derbi de la capital española ante el Real Madrid, la hinchada colchonera arremetió contra los jugadores rivales e incluso arrojando objetos a la cancha. Posteriormente, durante la segunda jornada de la UEFA Champions League, la fanaticada del Atlético de Madrid, realizó cantos ofensivos, exhibió banderas con simbología nazi, entre otras agresiones en el Estadio da Luz, casa del Benfica de Portugal.
En este sentido, el conjunto, que es propiedad de Miguel Ángel Gil Marín, dio a conocer este miércoles a través de un comunicado que no venderá entradas para los siguientes cinco partidos celebrados fuera de casa. Según la misiva, dicha medida fue tomada para "velar por la imagen del equipo mientras se identifica y se expulsa a todos los implicados en estos incidentes".
“El club es consciente de que esta medida puede resultar injusta para la gran mayoría de aficionados que se han comportado correctamente, pero se ha visto obligado a tomarla de manera excepcional confiando en que ayudará en el proceso de erradicar este tipo de actitudes”, señala el documento publicado en las reedes sociales del conjunto colchonero.
Los cinco partidos que quedan bajo el paraguas de la medida son los que enfrentarán al Atlético a Betis (27 de octubre), Unió Esportiva Vic (31 de octubre), PSG (6 de noviembre), Mallorca (10 de noviembre) y Sparta de Praga (26 de noviembre).
Informe de antiviolencia
Además, ayer mismo se conoció que la Comisión Antiviolencia propone para el Atlético una sanción aún más dura: el cierre completo del estadio durante dos semanas.
Entre los motivos se encuentran:
- Simbología nazi
- Incautación de armas
- Invasión de campo
- Bandera del Frente Atlético
- Lanzamiento de objetos
- Fallos en la seguridad
El proceso llegará a la Secretaría del Estado de Seguridad y no a la Delegación de Gobierno de Madrid, lo que implica que irá más rápido y no podrá ser boicoteado con recursos burocráticos.
“Medida desproporcionada”
Esta última propuesta de sanción, que iba acompañada de una multa de 65.000 euros provocó ayer las palabras del propio Gil Marín, consejero delegado del club, por medio de un comunicado. En él, valoró la medida como “desproporcionada” y aseguró que era injusto juzgar a los 70.000 aficionados del Metropolitano por las acciones de una minoría.
También solicitó la ayuda y la información de las autoridades para poder expulsar a los violentos del estadio.