A lo largo de las décadas, los cubanos han dejado una huella imborrable en las Grandes Ligas, destacando su poder, habilidad y consistencia en el plato, donde solo un grupo selecto ha logrado alcanzar al menos 150° cuadrangulares y un promedio de bateo de .290 o superior.
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El miembro del Salón de la Fama con los Mellizos de Minnesota Tony Oliva y el toletero Yordan Álvarez de los Astros de Houston, comparten este renglón por el Big Show, siendo las figuras más destacadas que representan la excelencia del béisbol cubano en diferentes épocas.
Yordan Álvarez con el legado cubano
El jardinero cubano, inscribe su nombre en las páginas de los Astros de Houston sumando su cuarta temporada con al menos 30° jonrones, promediando una línea ofensiva .313/.400/.571 con 151 hits, 73 carreras remolcadas y 78 anotadas.
Álvarez, se convirtió en el segundo pelotero en la historia de los siderales en conectar 30 o más cuadrangulares en temporadas consecutivas, uniéndose a Jeff Bagwell miembro del Salón de la Fama quien despachó al menos 30 estacazos en ocho zafras al hilo.
Yordan en seis temporadas por las Grandes Ligas ha promediado .299 hasta ahora, conectado 664 imparables entre ellos seis triples, 144 dobles y 159 batazos de vuelta completa, acumulando 402 anotaciones y 453 remolques.
Tony Oliva la huella cubana
Uno de los nombres más emblemáticos entre los bateadores cubanos que han destacado en las Grandes Ligas es Tony Oliva, debutó en 1962 con los Mellizos de Minnesota y velozmente se estableció como unos de los bates mas dominantes de la liga.
El oriundo de Pinar del Río, conectó 220° jonrones y terminó con un impresionante promedio de bateo de .304. Oliva no solo fue un poderoso bateador, sino también un jugador de consistencia, ganando tres títulos de bateo en la Liga Americana y siendo seleccionado para el Juego de Estrellas en ocho ocasiones.