En el beisbol, es normal a veces encontrarnos con que los números de algunos peloteros son mejores o peores en contra de un determinado equipo. Tal es el caso del patrullero de los Asros de Houston, Yordan Álvarez. Con un promedio de bateo de .369, un porcentaje de embasado de .440 y un slugging de .877, Álvarez ha masacrado en los últimos 18 juegos a los Atléticos de Oakland.
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Sus estadísticas son el sueño de cualquier mánager: 24 hits en 65 turnos al bate, incluyendo nueve cuadrangulares, 18 carreras impulsadas y 20 carreras anotadas. Estos números no solo hablan de su habilidad para conectar la bola, sino también de su capacidad para contribuir de manera significativa al rendimiento de los Astros.
La pregunta que surge es ¿qué hace a Álvarez tan efectivo contra Oakland? Algunos analistas señalan su técnica impecable y su capacidad para anticipar los lanzamientos. Otros destacan su fortaleza mental, que le permite mantenerse enfocado en cada turno al bate.
Lo cierto es que Yordan Álvarez se ha convertido en un verdadero azote para los lanzadores de los Atléticos. Cada vez que pisa el plato, hay una sensación palpable de expectativa, tanto en las gradas como en el montículo. Los aficionados saben que están a punto de presenciar algo especial, mientras que los lanzadores buscan la forma de contener a este coloso cubano.
El patrullero de los Astros se convirtió en el pelotero cubano número 26 en alcanzar las 400 empujadas en su carrera. El próximo en la lista es Yasiel Puig, quien fletó 415. Álvarez batea para .256 con 20 remolcadas y ocho jonrones en la temporada.
Mientras tanto, los Atléticos tendrán que volver a la pizarra de estrategias para encontrar una manera de neutralizar a este bateador que, juego tras juego, parece tener su número. Yordan Álvarez no es solo una estrella consagrada; es una fuerza de la naturaleza que está redefiniendo lo que significa ser un bateador dominante en la era moderna del beisbol.