En una noche mágica en Citi Field, Francisco Lindor demostró una vez más por qué es el corazón y el alma de los Mets de Nueva York. Durante cinco innings, los Mets ejercieron una presión implacable sobre los Filis de Filadelfia, tomando bases por bolas y conectando hits, pero sin lograr anotar. La tensión crecía en el estadio, con los fanáticos esperando un momento de gloria.
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Ese momento llegó en la sexta entrada. Con las bases llenas, Lindor se acercó al plato. El astro puertorriqueño, quien ha sido fundamental en la transformación de los Mets de un equipo mediocre a una potencia de la Liga Nacional, se enfrentó al lanzador dominicano Carlos Estévez. Con una recta a 99.4 mph, Lindor conectó un grand slam que envió la pelota por encima de la pared entre el jardín derecho y el central. Este fue su segundo grand slam en postemporada y el segundo en la historia de los Mets en playoffs.
El impacto de este swing fue monumental, no solo en el marcador, sino en la historia del Citi Field. Los fanáticos estallaron en júbilo, conscientes de que estaban presenciando un momento histórico. Lindor, por su parte, mantuvo la calma, sabiendo que aún queda trabajo por hacer. “Quiero ganarlo todo, y este será un equipo que será recordado para siempre”, dijo Lindor. “Será un equipo que cada 10 años aparecerá y comerá gratis donde quiera que vaya. Y quiero eso. Quiero hacer eso. Pero el trabajo no está terminado”.
Este grand slam no solo llevó a los Mets a la Serie de Campeonato de la Liga Nacional (NLCS), sino que también consolidó a Lindor como uno de los jugadores más importantes en la historia reciente del equipo. Su liderazgo y habilidades han sido cruciales para el éxito de los Mets, y su desempeño en los playoffs ha sido nada menos que espectacular.
Con esta victoria, los Mets avanzan a la NLCS con la esperanza de continuar su racha ganadora y alcanzar la Serie Mundial. Los fanáticos, llenos de esperanza y emoción, seguirán apoyando a su equipo, sabiendo que con Francisco Lindor al mando, cualquier cosa es posible.