En una temporada donde el pitcheo ha tomado un papel protagónico, los Yankees de Nueva York se han convertido en los verdaderos “nasty boys” del 2024. Con cuatro de sus cinco lanzadores abridores ostentando una efectividad por debajo de 3.00, los Yankees pueden presumir ser el único conjunto con este hito, mientras que ningún otro conjunto posee a más de dos brazos con tal efectividad minúscula.
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El promedio de carreras limpias permitidas por cada nueve entradas, es un indicador clave del rendimiento de un lanzador. Mientras que otros equipos luchan por tener incluso dos lanzadores con una efectividad inferior a 3.00, los Yankees han conseguido que la mayoría de su rotación se mantenga por debajo de esta marca, con Luis Gil (2.11), Clarke Schmidt (2.52), Marcus Stroman (2.76), y Carlos Rodón (2.95) respectivamente, y un quinto lanzador no muy lejos, Néstor Cortés con 3.29.
Este logro no es solo un testimonio del talento individual de cada lanzador, sino también del enfoque colectivo y la estrategia de juego que el equipo ha implementado. La habilidad para mantener a los bateadores adversarios en jaque y limitar el número de carreras ha sido un factor determinante en el éxito de los Yankees esta temporada.
La comparación con otros equipos en la liga es reveladora. Ningún otro equipo ha logrado tener más de dos lanzadores con una efectividad por debajo de 3.00, lo que destaca aún más la singularidad de la hazaña de los Yankees de Nueva York. Este nivel de dominio en el pitcheo no solo coloca a los Mulos en una posición favorable para la postemporada, sino que también plantea un desafío intimidante para cualquier equipo que se enfrente a ellos.