El jardinero tres veces All Star y campeón de la Serie Mundial de 1984 con los Tigres de Detroit, Chet Lemon, falleció este jueves a los 70 años de edad, tras perder una dura y larga batalla contra el en la sangre. Así lo dio a conocer el equipo del estado de Michigan.
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“Los Tigres de Detroit se unen a todo el béisbol en el duelo por el fallecimiento de Chet Lemon”, declaró el equipo a través de su cuenta en la red social X.
La esposa de Lemon, Gigi, declaró al Detroit Free-Press que su esposo se había quedado dormido en el sofá reclinable de su casa en Apopka, Florida. “Simplemente, no respondía”, dijo.
El derecho bateó .273 con 215 jonrones y 884 carreras impulsadas en 16 temporadas con Chicago y Detroit de 1975 a 1990. Seleccionado en la primera ronda del draft de Oakland en 1972, jugó sus primeros siete años con los White Sox y fue incluido en los equipos All-Star en 1978 y 1979.
Tras la temporada de 1981, fue traspasado a Detroit por su compañero jardinero Steve Kemp. Tres años después, formó parte de su tercer equipo All-Star y ayudó a Detroit a conseguir su primer campeonato desde 1968.
Chet Lemon hizo una atrapada memorable en el tercer juego de la Serie Mundial cuando corrió de regreso y se dio la vuelta para atrapar el batazo de Terry Kennedy a pocos pasos de la zona de advertencia en el profundo jardín central del Estadio Tiger.
“Chet era un hombre muy amable y siempre tenía una gran sonrisa”, declaró Lance Parrish, receptor All-Star del equipo de 1984. “También era un competidor feroz en el campo de béisbol y un gran compañero. Lo quería como a un hermano”.
Tras su jubilación, Chet Lemon entrenó béisbol juvenil, de secundaria y de gira en Florida. También fundó la “Fundación Chet Lemon”, que ayuda a los atletas a obtener becas y brinda apoyo a personas afectadas por accidentes cerebrovasculares y afasia.
Había luchado contra problemas de salud durante las últimas tres décadas. Le diagnosticaron policitemia vera (un tipo de cáncer de sangre que puede provocar coágulos sanguíneos, según la Clínica Mayo) y sufrió varios derrames cerebrales que le impidieron caminar y hablar en los últimos años.