Si de jonrones hablamos, el nombre de Barry Bonds debe estar en la conversación, casi por obligación. A finales de los 90 y los 2000, fue el bateador más temido por todas las Grandes Ligas, siendo dueño indiscutible de la marca de más cuadrangulares en la historia de Las Mayores, y el de más bambinazos en una temporada.
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Pero durante esa década, si de jardineros hablamos, dos dominicanos le hicieron frente a Bonds, cautivando a los fanáticos con su poder natural y conexiones kilométricas.
Según data de Statmuse, en la época de los 2000s, Barry Bonds fue el jardinero con más cuadrangulares (317), los otros dos jardineros con 300 o más bambinazos en ese lapso, fueron Manny Ramírez (307) y Vladimir Guerrero (300).
Ramírez se consolidó como uno de los mejores bateadores de su generación. Su carrera incluye momentos icónicos, como su MVP de la Serie Mundial en 2004 con los Medias Rojas de Boston donde ayudó a romper la "Maldición del Bambino". Ramírez no solo era conocido por su poder, sino también por su carisma y estilo único, que lo hicieron un favorito de los fanáticos.
Guerrero se destacó por su habilidad para batear lanzamientos fuera de la zona de strike. Su capacidad para conectar jonrones desde cualquier ángulo y su potente brazo en el jardín derecho lo convirtieron en un jugador completo y temido por los lanzadores.
La presencia de jugadores dominicanos como Ramírez y Guerrero en la lista de los mejores jonroneros de los 2000s entre los jardineros subraya la influencia significativa de la República Dominicana en el beisbol.