En todo juego épico existe una gran jugada. Bien sean para preservar la victoria o poner a tu equipo arriba. En el beisbol eso parece ser una máxima. Aquella atrapada de Gregor Blanco en el juego perfecto de Matt Cain el 13 de junio de 2012 en el entonces AT&T Park de San Francisco, una joya.
NOTAS RELACIONADAS
Sin aquella atrapada no se hubiese podido dar el Juego Perfecto. San Francisco ganaba 10 carreras por cero en parte alta de la séptima entrada cuando Cain enfrentó a Jordan Schafer, quien en cuenta de tres bolas y dos strikes conectó una línea tendida entre center y right field que fue tomada por Blanco casi en la pared de dicho recinto deportivo. “Asombroso… Increíble”, así lo describían los narradores del encuentro.
Este lunes 1 de abril ocurrió otro de esos juegos épicos, que no se ven muy a menudo en Grandes Ligas. Desde que MLB existe, solo se han lanzado 323 de esos juegos. El pitcher dominicano Ronel Blanco propinó un juego sin hit ni carreras a los Azulejos de Toronto. El décimo séptimo de la franquicia de Texas.
Pero como la máxima dice: “todo juego épico existe una gran jugada”, este no podía ser la excepción. Corría la parte alta de la novena entrada cuando el bateador de turno, Cavan Biggio conectó un rodado con mucha fuerza hacia la primera base que parecía terminar con la hazaña.
Sin embargo, apareció el héroe del partido, el cubano José Abreu, quien se tendiéndose sobre el suelo para quedarse con la pelota y hacer el tiro a la inicial sentado en el terreno mientras Blanco llegaba a la almohadilla para retirar al corredor.