La ciudad de Arlington en Texas fue el epicentro de la celebración de los Rangers por ganar la primera Serie Mundial en su historia. La fiesta inició desde muy temprano con la llegada del equipo para compartir con todos los fanáticos que dijeron presente para agradecer a los pupilos de Bruce Bochy por haber traído el trofeo a casa.
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Entre los que se vivió al máximo la celebración fue el misil cubano, Aroldis Chapman, quien tuvo una buena postemporada al permitir sólo una carrera en nueve presentaciones. El zurdo recetó seis ponches y dejó efectividad de 5.40 en la Serie Mundial. Logrando su segundo anillo desde que lo logró en 2016 con los Cachorros de Chicago.