Desde que MLB permitió ingresar a extranjeros, infinidad de peloteros nacidos en tierras caribeñas han impregnado de talento el torneo, al punto de unirse a la lista de los mejores de la historia. Entre esos jugadores foráneos que han destacado de gran manera sobresalen muchos nacidos en Puerto Rico, entre los que se distinguen cinco que reunieron los méritos para ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown: Roberto Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar, Iván Rodríguez y Edgar Martínez.
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Más allá de las leyendas mencionadas, hay dos peloteros que no pertenecen al club de los inmortales, pero que se encuentran en lo más alto de la lista de los máximos jonroneros boricuas.
Carlos Beltrán y Carlos Delgado son los líderes jonroneros puertorriqueños
En la historia del mejor beisbol del mundo, solo tres boricuas han sido capaces de unirse al club de los 400 bambinazos, aunque ninguno pudo atesorar cinco centenas. Quien más cerca quedó de los 500 vuelacercas fue Carlos Delgado, mismo que es el puertorriqueño con más batazos de vuelta completa de todos los tiempos con 473. El inicialista pasó por tres conjuntos a lo largo de su trayectoria y terminó con más de 1.500 producidas y .929 de OPS.
Por otro lado, el segundo en el listado de poder entre boricuas es Carlos Beltrán, exestrella de Las Mayores que actualmente está apareciendo en las boletas para intentar ganarse un lugar entre los inmortales del beisbol norteamericano. El nacido en Manatí cerró su carrera en 2017 con 435 cuadrangulares, 1.587 fletadas y línea de promedios vitalicia de .279/.350/.486. A su vez, a diferencia de Delgado, se destacó también por su velocidad para correr las almohadillas, la cual le permitió atesorar 312 bases robadas.
En la actualidad, solo hay un pelotero que podría colarse en el listado de los mayores cañoneros de la Isla del Encanto: Francisco Lindor. El torpedero de los Mets de Nueva York, de 30 años de edad, ya atesora 242 vuelacercas en 10 campañas en Las Mayores y, para fortuna de su equipo y su país, está claro que tiene madera para seguir rindiendo al más alto nivel por, al menos, los próximos cinco años.