En una temporada de Grandes Ligas que estuvo llena de historias de resurgimiento y sorpresa, una narrativa decepcionante tomó lugar en el corazón de las nóminas más elevadas: seis de los lanzadores mejor pagados del béisbol, combinando un salario de $233 millones de dólares, no lograron superar las 21 victorias colectivas en 2024.
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Jacob deGrom, el as que siempre genera grandes expectativas, ofreció un destello de su capacidad antes de caer nuevamente víctima de las lesiones. En solo tres apariciones, registró una efectividad brillante de 1.69 y abanicó a 14 bateadores, pero su cuerpo le negó la posibilidad de ser un factor relevante esta campaña.
Justin Verlander, acostumbrado a brillar incluso en sus años dorados, tuvo una temporada para el olvido. Con un récord de 5-6, una efectividad de 5.48 y apenas 74 ponches en 17 aperturas, su desempeño fue un recordatorio de que la edad y la inconsistencia pueden alcanzar hasta a los más grandes.
Por otro lado, Gerrit Cole, siempre una máquina de consistencia, fue el mejor del grupo en términos de resultados, pero su campaña de 8-5 con 3.41 de efectividad y 99 ponches en 17 aperturas estuvo muy por debajo de las expectativas de un ganador de más de $36 millones anuales.
Patrick Corbin, a quien muchos ven como una de las peores inversiones a largo plazo en el béisbol, tuvo otra campaña mediocre. Su récord de 6-13 y una alarmante efectividad de 5.62 en 32 aperturas, a pesar de sus 139 ponches, reforzó su lugar como una de las mayores decepciones en cuanto a contratos se refiere.
El veterano Max Scherzer mostró destellos de competitividad, pero también sucumbió ante las lesiones, limitándose a nueve apariciones con un récord de 2-4, una efectividad de 3.95 y 40 ponches.
Finalmente, Stephen Strasburg, un nombre que una vez evocaba dominio, ni siquiera pisó el montículo en 2024. Tras no lanzar desde 2022, su contrato sigue siendo un peso muerto en las arcas de los Nationals.
Un precio muy alto para tan poco rendimiento
En total, estos seis lanzadores sumaron apenas 21 victorias en 2024, un número que por sí solo es alarmante, pero que se torna escandaloso cuando se considera la cifra de $233 millones desembolsada por sus equipos.