El Highmark Stadium, hogar de los Buffalo Bills, se encuentra en el centro de la atención debido a las intensas nevadas que han azotado la región de Orchard Park, Nueva York. A solo días del esperado enfrentamiento de ronda divisional entre los Bills y los Baltimore Ravens, el equipo organizador trabaja contrarreloj para garantizar que el campo esté en condiciones óptimas, mientras los fanáticos y jugadores se preparan para un encuentro que promete ser tan helado como emocionante.
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Las condiciones climáticas han complicado los preparativos. En las últimas 48 horas, se han registrado acumulaciones de nieve superiores a los 30 centímetros, y las temperaturas se han desplomado, creando un ambiente polar. Según el pronóstico meteorológico, el día del partido las temperaturas oscilarán entre los -10 y -20 grados Celsius, haciendo de este uno de los encuentros más fríos en la historia reciente de la NFL.
Los retos de jugar bajo temperaturas extremas
La organización de los Buffalo Bills ha activado un plan de emergencia para limpiar el terreno de juego y las gradas. Equipos especializados, ayudados por voluntarios, han trabajado con máquinas quitanieves para despejar el campo y reducir el impacto del hielo en las áreas de juego.
Sin embargo, las bajas temperaturas representan un desafío mayor, ya que pueden endurecer el balón, ralentizar las jugadas y aumentar el riesgo de lesiones por el contacto con el suelo congelado.
Los jugadores, por su parte, también ajustan su preparación. Tanto los Bills como los Ravens han entrenado en condiciones controladas que simulan el frío extremo. Se espera que los equipos utilicen equipamiento térmico especializado, incluyendo guantes y calentadores portátiles, para combatir el impacto del frío.
Además, los entrenadores de ambos equipos han tenido que modificar sus estrategias, priorizando jugadas terrestres y conservadoras que minimicen errores en un ambiente que dificulta la precisión de los pases.