Desde que Tom Brady adquirió en octubre de 2024 un 5 % de las acciones de los Las Vegas Raiders, su nombre se instaló en el desierto de Nevada casi con la misma inevitabilidad con la que levantaba trofeos Lombardi en Foxborough y Tampa.
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Sin embargo, esa huella no se manifiesta con una presencia diaria en el vestuario ni con visitas constantes al Death Star; de hecho, Pete Carroll ha dejado claro que el siete veces campeón “no está a menudo en las instalaciones” y que su relación se construye, sobre todo, mediante largas charlas telefónicas.
¿Cuántas veces ha estado Brady en el Allegiant Stadium desde la llegada de Carroll?
El propio Carroll, presentado como entrenador en jefe el 27 de enero de 2025, detalló que el legendario quarterback “apenas se ha pasado un par de veces por el Allegiant desde que yo firmé”. En otras palabras, solo dos visitas físicas al estadio respaldan, por ahora, un impacto que trasciende lo presencial. Aunque parezca paradójico, la relativa ausencia del nuevo copropietario subraya lo potente de su influencia: basta una reunión, una llamada o un mensaje para que se tomen decisiones estratégicas en la franquicia.
Carroll insistió en que su decisión de aceptar el reto de dirigir a los Silver & Black cambió en cuanto Brady apareció en la ecuación. “Traer su mentalidad a este edificio es una oportunidad única”, confesó el coach de 73 años. Lo que desea el veterano head coach es destilar la cultura de competitividad obsesiva que Brady patentó durante dos décadas.
Fichajes que llevan su sello
La llegada del gerente general John Spytek —ex mano derecha de Jason Licht en Tampa— y la contratación del corredor Ashton Jeanty con la sexta selección global son dos movimientos que llevan la marca Brady. Spytek conoce de primera mano qué perfiles funcionaban alrededor de TB12 en los Buccaneers, mientras que el versátil Jeanty recuerda al Brady ejecutivo aquel famoso “quiero playmakers que sepan ganar sus rutas”.
Jugadores veteranos relatan que las pocas veces que Brady apareció en el Allegiant se produjo un silencio reverencial, seguido de un frenesí de preguntas sobre preparación, nutrición y lectura de defensas. Ese micro‑contacto basta para elevar el estándar: si el propio símbolo de la excelencia examina tus hábitos, fallar no es opción.
El reto para 2025
Las Vegas terminó 4‑13 en 2024 y ocupa el 26.º puesto ofensivo de la liga. Con Carroll poniendo orden y Brady inyectando esa mística ganadora, la expectativa interna es competir por un puesto de comodín ya esta temporada. Lograrlo confirmaría que, aunque el ex‑mariscal solo haya pisado el estadio un par de veces, su “fantasma competitivo” patrulla cada pasillo del recinto.
Tom Brady ha estado físicamente en el Allegiant Stadium solo dos ocasiones desde que Pete Carroll tomó el mando, pero cada decisión clave —desde la oficina principal hasta el playbook— lleva su impronta. Y si algo ha enseñado su carrera, es que la distancia nunca ha sido un obstáculo para ganar.