Samuel Aldrey | @SamuelAldrey
Imperioso e intocable. El piloto de Ferrari Charles Leclerc se llevó la victoria en el Gran Premio de Australia con una despreocupación casi total.
Ferrari ha entregado el monoplazo ideal y Leclerc demostró definitivamente en Melbourne el toque seguro de un campeón en espera.
Bajo el sol de Albert Park, Leclerc disfrutó de una tranquila confianza que contrastó con el negro estado de ánimo que debe estar descendiendo en Red Bull, personificado por la frustración y la ira del campeón defensor Max Verstappen, cuyas esperanzas de título se desvanecieron en un remolino de humo cuando su Red Bull chisporroteó y murió al lado de la pista.
Mientras que Red Bull absorbió el golpe de la expiración del coche de Verstappen, la segunda vez que se retira en tres carreras, se agravó porque el holandés tuvo que enfrentarse a la ignominia de ser superado en el campeonato por los dos pilotos de Mercedes. George Russell y Lewis Hamilton, que fueron tercero y cuarto, no han tenido el coche para siquiera desafiar a los Red Bull en toda la temporada, y sin embargo salen de Melbourne por delante.
En lo que probablemente será una guerra de desarrollo muy reñida, Verstappen es más que consciente del peso de cada punto que se le ha escapado de las manos, incluso a falta de 20 carreras. Leclerc ha abierto un abismo con el grupo perseguidor con 71 puntos, Russell se ha colocado segundo con 37 y Hamilton ahora con 28, tres por delante de los 25 de Verstappen.
El liderato es merecido tanto por parte de Ferrari como de Leclerc. El piloto de 24 años estuvo en una liga propia en Melbourne, sellando un grand slam de pole, victoria, liderando cada vuelta y la vuelta rápida.
Lideró por 20 segundos en la bandera. Su coche ha funcionado como un reloj y ha sido la clase de la pista, su ritmo, equilibrio y manejo han demostrado que Ferrari tiene el paquete a batir este año.
El auto de Red Bull es sin duda rápido, pero también cuestionable. Sergio Pérez fue segundo, pero el equipo sabe lo fuerte que es Ferrari y sólo puede luchar con ellos si su maquinaria continúa dando tumbos en los circuitos.
El doble DNF de la primera ronda en Bahréin se consideró un caso atípico, un problema puntual con la bomba de combustible. Otro fallo aquí, esta vez atribuido a un problema del sistema de combustible fuera del tanque con un sólido segundo lugar en manos de Verstappen cuando su coche se detuvo a 19 vueltas del final, es más ominoso. Verstappen fue mordaz en su evaluación.
"Ya estamos a kilómetros de distancia", dijo. "No quiero ni pensar en la lucha por el campeonato en este momento, creo que es más importante terminar las carreras. Ni siquiera terminamos la carrera, así que es bastante frustrante e inaceptable. Este tipo de cosas, si quieres luchar por el título, no pueden ocurrir", finalizó el alemán.