CARLOS LUIS GIARDINELLA
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El jinete zuliano Manuel José Meleán, uno de los más efectivos de la actualidad en La Rinconada, ve con agrado que esté llegando a su vida profesional el éxito después de años de altibajos, pero también de dedicación y esfuerzo continuo.
“Creo que lo fundamental en esta profesión es el esfuerzo, el trabajo, la constancia y el tener la humildad para saber que nunca se deja de aprender. En los últimos tres años he trabajado duro, y el éxito y las oportunidades que hoy en día recibo me motiva en un 1.000 %”, dijo.
En lo que va de año Meleán ha ganado cinco carreras y en la temporada pasada se impuso en 19 ocasiones, 15 de estas en yunta con el entrenador Ernesto Ochoa: “De Ernesto valoro su amistad, su confianza, él me dio apoyo en unos de mis momentos más difíciles y me enseño muchas cosas que hoy son fundamentales en la profesión, como por ejemplo la importancia de hacer que un caballo cambie de manos cuando lo necesite, además me ha demostrado amistad incondicional, otra persona que ha confiado en mi es Fernando Parilli, quien siempre me ha apoyado, estoy muy agradecido con ellos”, sostiene el jinete de 28 años.
Manuel José Meleán y su hermano gemelo Manuel Ángel, surgieron en el hipismo nacional como dos prometedores jinetes en el año 2001; ambos, primero Manuel Ángel y luego Manuel José, llegaron del Zulia a La Rinconada ganando numerosas carreras y recibiendo valiosas oportunidades.
Las siete primeras montas de Manuel José en La Rinconada fueron victoriosas, esto fue su tarjeta de presentación para comenzar a destacar. Atrás habían quedado los años en que él y su hermano soñaban con lucir en las pistas, jugando en el patio de tierra de su casa marabina con caballitos de plástico.
Ahora se sentía orgulloso de haberle cumplido a su familia y principalmente a su padre Manuel Meleán, que según cuenta, hizo grandes esfuerzos para costear el aprendizaje de él y de su hermano, primero en una finca en el sector “La Guadalupana”, donde alquilaba caballos cuartos de milla para que sus hijos aprendieran, ahí en “La Guadalupana”, con la ayuda de su primo Edward Fuenmayor y de su tío Luis Fuenmayor, el primero jinete activo y el otro retirado; dieron sus primeros pasos.
Luego llegaron al hipódromo de Santa Rita y lograron entrar en la promoción de jinetes “Gustavo Ávila” con el apoyo del exjinete Morris Valbuena.
Altibajos. Luego de su éxito precoz en Caracas y al superar los 100 triunfos las cosas dejaron de salir bien: “Creo que se juntaron varios factores: el principal era la inmadurez, yo tenía 16 años, no veía esto como un trabajo sino como una diversión y no estaba preparado para el éxito, porque hasta para triunfar hay que tener madurez y humildad, además deje de descargar kilos como aprendiz y eso hizo que recibiera menos montas que antes”, afirma.
Ese bajón lo hizo regresar a Santa Rita, allá en un temporada ganó 49 carreras y otras 13 el mismo año en Valencia, pero un error hizo que los supendieran por seis meses: “Me suspendieron por negligencia y fue una sanción justa, incurrí en eso por inmadurez, no medí las consecuencias, sentí mucha vergüenza con mi papá, pero eso me sirvió para madurar, para aprender a madurar y a valorarme como profesional, pero siempre con humildad”, destacó.
Actualmente vive un buen momento recibe apoyo de varios preparadores y propietarios que le han permitido que lleguen a su mano ejemplares de calidad como My Running Mate y Miss Olimpia.
APOYO FUNDAMENTAL
“Eme Jota” como se le conoce en el medio, tiene en sus manos a My Running Mate, potencial candidato a la Triple Corona Nacional.
“Valoro mucho la oportunidad que me ha brindado Carlos Alberto Arteaga y Julio César Rodríguez, dueño de My Running Mate: tanto él como su esposa Nazareth, me han brindado no sólo la oportunidad de montar un gran caballo, sino también su amistad, son una familia humilde y buena. My Running Mate es un gran caballo y estoy trabajando para que mejore más en aspectos como el cambio de manos, yo hable con Arteaga y hemos trabajado duro en eso, así lo demostrará próximamente”.
También asegura que agradece mucho a los propietarios de la ganadora selectiva Miss Olimpia: Alfredo Arapé y Rafael Mariño: “Son grandes amigos y buenas personas”.