De las efemérides hípicas que nunca deben olvidarse, está la del 26 de junio. Esta fecha representa mucho no solo para el hipismo nacional, sino también para el deporte venezolano por la gesta lograda por un grupo de compatriotas junto a un caballo purasangre.
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Ese 26 de junio, pero de 1966, se celebró en la pista del Hipódromo El Comandante, ubicado en la localidad de Carolina, Puerto Rico, una carrera internacional con la participación de ejemplares de Panamá, Colombia, República Dominicana, Venezuela y el país anfitrión. La prueba tuvo el nombre de: Clásico del Caribe, idea de los boricuas Ramón Llobet Jr. y el periodista Luisín Rosario.
Por Venezuela compitieron la yegua Velika y el caballo Victoreado, ambos hijos de Viviani e integrantes de una de las mejores generaciones nacidas en nuestro país. Velika era entrenada por Ademar Piñango y fue conducida por Rogelio Cortez, mientras que Victoreado tenía a Gustavo Ávila en el sillín, en yunta con Domingo Noguera Mora.
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La carrera se disputó en distancia de 1.800 metros y con pote de $30.000 dólares. Victoreado y Vélika tenían cuatro días apenas en Puerto Rico, lo que indicaba una gran desventaja. El favorito de la prueba era El Rebelde, el triplecoronado de esa temporada, con la monta de la estrella Ángel Cordero Jr., que en esa época hacía campaña en Nueva York.
El evento no pudo ser más emocionante. Victoreado, propiedad del Stud Raga, se recuperó de una mala salida y Ávila lo trajo de menor a mayor para liquidar en sentencia a El Rebelde, que estaba crecido en la punta con Cordero Junior. Victoreado ganó el clásico por un cuerpo en tiempo de 116.1 y Vélika fue tercera.
La delegación venezolana con invitados y entre ellos el Dr. Francisco Urbina Romero, Presidente del INH para ese entonces. Foto Archivo Clásico del Caribe.
Todavía retumba en la memoria de los hípicos que vivieron aquel momento, como la transmisión de Aly Khan por Radio Continente, era interrumpida por una voz de fondo que le gritaba “Victoreado, Victoreado” cuando el nacido en el Haras La Quinta ensayaba su atropellada. De eso todavía se habla más de medio siglo después.