El Mundial de Clubes está siendo el gran tema de debates en distintos sectores futboleros por el cambio de paradigma que vino a representar en este 2025, entre aquellos que apuntan lo positivo del torneo y sus detractores.
Por lo pronto, en medio de compromisos exóticos y atípicos, también hay una postal que empieza a repetirse y preocupa a la organización, que no es otra cosa a la de estadios casi vacíos.
El ejemplo más reciente es el cotejo que están disputando Pachuca y Salzburg en el TQL Stadium, ubicado en la ciudad de Cincinnati y que cerrará la acción de la primera vuelta en el Grupo H, en que más temprano igualaron a un tanto Real Madrid y Al Hilal.
Lo cierto es que el recinto, con capacidad para 26 mil personas, supera por poco probablemente el 30% de su disposición, con evidentes claros en gran parte de sus instalaciones.
Mundial de Clubes espera el punto de inflexión
El formato de este certamen cambió y quiere replicar el éxito que ha generado a lo largo de las décadas la Copa del Mundo de selecciones. Quizá en su primera edición es muy temprano para concluir en qué se convertirá este torneo en los próximos años, pero esta primera puesta en escena puede mostrar los puntos debiles que deben revisarse a futuro.
Mientras el recorrido de la competición continúa, la FIFA -el gran valedor del torneo- espera que haya un punto de inflexión conforme avance el certamen y el interés en Estados Unidos aumente con las rondas más decisivas.
Unas instancias del Mundial de Clubes en las que ya se deberían observar duelos más estelares entre los clubes más esperados a luchar por el título. Hay que esperar si ese deseo de la organización se hace realidad y la disputa queda en las retinas del tan díficil público futbolero.
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