Samuel Aldrey / @SamuelAldrey
El Barcelona pasa a jugar sus partidos los días jueves, un día reservado para una competición que se juega después de la Champions League, la segunda del podio, una segunda categoría del fútbol europeo: la Europa League.
La eliminación culé a Europa League simboliza la decadencia de un equipo que solo ha encajado goleadas en cancha ajena, como en Roma y Liverpool, y resultados sonrojantes como el 2-8 de Lisboa frente a su bestia negra: el Bayern que hoy los manda a jugar otra competición europea alejados de la élite.
Thomas Müller hizo de sepulturero una vez más. Lleva ocho goles en siete partidos contra el Barcelona / Phillipp Guelland (EFE)
Aquellos resultados de Champions gritaban la desidia y denunciaban la corrupción de un modelo en tiempos de abundancia en el Camp Nou. Pero todo esa ponzoñoza realidad estuvo siempre tapada con la venda que ponía Lionel Messi. El '10' con su genio volvía ciegos a todos y los hacía gritar gol, en lugar de gritar: ¡ayuda!
La partida de Leo ha dejado al Barça en punto muerto, sin juego ni espíritu, entregado a un ejercicio de ilusionismo personificado en Joan Laporta y Xavi Hernández. Al Barcelona solo le quedan los valores teologales: la fe y la esperanza.
Ya nadie alaba el fútbol del Barcelona ni presta atención a sus nuevas figuras: Gavi, Nico o el recuperado Dembélé. Las miradas se tornan en su dramática salida de Champions y el pedregoso camino de crear un proyecto sin jugadores ni dinero y solo con la voluntad de Xavi. El legado de Josep Bartomeu es pura ruina.
El club se va abatido después de otra pesadilla en Múnich. Thomas Müller y el Allianz Arena son un binomio insufrible para los culés. El Barcelona sale por la puerta de atrás, indigno de la Champions League.
Fuera en la fase de grupos después de 21 años.
21 años estuvo ininterrumpidamente en octavos de final, pero ahora la vergüenza de la derrota los hace regresar con la cabeza gacha a España, faltos de competitividad, futbolísticamente enfermos y arruinados económicamente ante la estupefacción de Europa.
El Barcelona en su registro de la Champions League desde que la competición se inició en la temporada 1992-93, había superado con excelentes calificaciones 23 de las 26 fases de grupos en que había participado. La última vez que fue abofeteado y pateado fuera de la competición en esta instancia fue en la temporada 2000-01. Es decir, 2021 menos 2000 igual: 21 años.
En aquel entonces quedó tercero en un grupo con el AC Milan y el Leeds United. En una edición donde los otros clubes españoles hicieron digno al fútbol que representan: Real Madrid, Valencia y Deportivo la Coruña pasaron como primeros de grupo.
En la temporada 2003-04 jugó desde el inicio el segundo torneo continental. El recuerdo de aquel torneo no es nada agradable. El Celtic lo eliminó en octavos de final. En la ida ganó 1 a 0 con gol de Thompson y en la vuelta el Barcelona no pudo darle vuelta.
Ahora, 16 años después, regresa a esta competición y el 17 de febrero empezará a luchar por un título que no tiene. El primer paso será el playoff para estar en octavos de la competición cuyo primer rival conocerá el lunes.
Lo que le viene al Barcelona.
Ahora los culés deberán jugar un playoff de la Europa League, una ronda previa a los octavos de final que se disputará por primera vez tras la reducción de la nómina en la competición por la creación de la Conference League.
El sorteo se realizará el lunes 13 de diciembre, en Nyon, Francia a las 8:00 a.m (hora de Venezuela). Los equipos de la Champions que acompañan al Barcelona son: Leipzig, Porto, Borussia Dortmund, Sheriff Tiraspol, Villarreal o Atalanta, Sevilla y Zenit como terceros clasificados de la Champions.
Todos se medirán a un segundo de grupo de la Europa League. A la espera de la última jornada de este jueves, sólo está confirmado el Rangers como posible oponente culé ya que el Betis no le puede tocar al ser español. Nápoles, Leicester, Spartak Moscú, Galatasaray, Lazio y PSV son algunos de los que pueden caerle en el playoff.