En un encuentro que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos hasta el último suspiro, la selección venezolana sub-17 logró una clasificación histórica al Mundial de la categoría en Catar 2025, gracias a una gesta individual de su joven promesa, Juan Camilo Uribe. El talentoso mediocampista se erigió como el héroe de la jornada al marcar un golazo espectacular en el minuto 90+5 del crucial enfrentamiento contra Uruguay, sellando un empate 2-2 que desató la euforia en el banquillo y entre los seguidores de la Vinotinto.
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Un gol que vale un Mundial
El partido, disputado en el marco del Sudamericano sub-17, había sido un duelo de alta intensidad, con ambas selecciones luchando con garra por asegurar su pase a la cita mundialista. Cuando el reloj comenzaba a dictar sentencia y la derrota parecía inminente para Venezuela, apareció la figura de Uribe para cambiar el destino del encuentro con una jugada de ensueño.
Desde el borde del área, con una serenidad impropia de su juventud y la presión del momento, Juan Camilo Uribe controló el esférico y, con una técnica depurada, ejecutó un remate sublime. La pelota se elevó con una parábola perfecta, superando la estirada desesperada del portero uruguayo y anidándose en el fondo de la red. Un gol de antología, cargado de belleza y significado, que no solo igualó el marcador 2-2, sino que también certificó la presencia de Venezuela en la máxima competición juvenil del planeta.
El tanto de Uribe no fue solo un gol; fue la explosión de un talento emergente, la materialización del esfuerzo de todo un equipo y el premio a la perseverancia de una nación futbolística que sueña con ver a sus jóvenes promesas brillar en el escenario mundial. La manera en que el balón besó la red desató una ola de júbilo entre los jugadores, el cuerpo técnico y los aficionados venezolanos, quienes celebraron con pasión este logro trascendental.