En Chile el día de ayer la selección femenina de Venezuela deja unos de esos momentos satisfactorios del deporte. Un antes y un después, un punto de inflexión o una certificación de que, si alguien aún no se había enterado, este equipo va a la Copa América para competir.
Fíjense que no he hablado del resultado, ya que si bien es verdad que se ganó por la mínima con un gol de Mariana Speckmaier. Hay que quedarse con la forma de jugar y el cómo se gestionó el gol.
Una jugada dinámica, vertical y sincronizada entre Ysaura Viso y la delantera. Una jugada que demuestra el trabajo que hay detrás del equipo y que aspira meterse a un Mundial.
Si hay una sección profesional de referencia en el fútbol, es el mismo fútbol femenino. No solo es un equipo competitivo, dominador y aspirante a ganar la Copa América, sino que además es autosuficiente, es decir, no depende de su mayor figura: Deyna Castellanos, fuera por lesión en estos partidos amistosos previos, para hacer su fútbol.
La selección está bien gestionada y el equipo es admirable por su buen juego, dinámico y desequilibrante, más virtuoso que físico como se pudo comprobar contra Chile.
Un mérito atribuible sobre todo al equipo de trabajo de Pamela Conti, responsable de la formación de una plantilla que cuenta con grandes individualidades y extraordinarias jugadoras de equipo.
Juegan muy bien y el equipo tiene personalidad e identidad futbolística, un detalle significativo necesario para competir al máximo en el torneo que inicia el nueve de julio contra Uruguay.
El martes 28 a las 6:30 PM volverán a enfrentarse ante Chile en El Teniente de Rancagua, el último partido previo a la Copa América.