El viaje del Real Madrid en la Champions League sufrió un duro golpe al sufrir una actuación decepcionante contra el Liverpool en Anfield. Esta derrota supuso la tercera derrota en cinco partidos de la fase de grupos, algo poco habitual para los actuales campeones.
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La derrota no solo puso de relieve sus dificultades esta temporada, sino que también les permitió establecer dos récords poco deseables en la competición.
En primer lugar, el Real Madrid se convirtió en el primer campeón vigente de la Champions League en perder tres partidos de la fase de grupos después de levantar el trofeo la temporada anterior.
Esta estadística por sí sola pone de relieve lo mucho que han caído respecto de sus altos estándares. Las dificultades del equipo para encontrar la regularidad lo han dejado en una posición precaria, haciendo que sea casi imposible para él avanzar a la siguiente fase de la competición.
En segundo lugar, el Madrid registró tan solo un 37% de posesión durante el partido contra el Liverpool, la posesión más baja que ha tenido nunca en un partido de la fase de grupos de la Champions League.
Simbolizaba a un equipo al que le faltaba control, cohesión y capacidad para imponerse en el juego. El Liverpool dominaba el juego, haciendo que el Real Madrid pareciera inusualmente pasivo y desorganizado.
Una noche para olvidar
El partido en sí estuvo lleno de oportunidades perdidas y errores costosos. Kylian Mbappé, que se esperaba que fuera un jugador decisivo, tuvo una mala noche, incluido un penal fallado que podría haber cambiado el rumbo del partido cuando el marcador todavía estaba 1-0.
La oportunidad fallada resultó crucial, ya que el Liverpool aprovechó las ineficiencias del Madrid para sellar una victoria convincente.
A pesar de algunas buenas paradas de Thibaut Courtois, no fueron suficientes para ocultar las vulnerabilidades defensivas del equipo y su falta de chispa ofensiva.
Esta derrota ante el Liverpool ha dejado al Madrid en una situación muy delicada, ya que su campaña europea pende de un hilo. Para un club de la talla del Real Madrid, este tipo de actuaciones son un duro recordatorio de que incluso los equipos más exitosos pueden flaquear cuando faltan la consistencia y la determinación.