Desde hace varias temporadas la junta directiva del Real Madrid ha tomado la drástica decisión de "ignorar" a sus respectivos entrenadores a la hora de fichar futbolistas. No importa el nombre del técnico, dentro del club se mantienen firmes a su estrategia para reforzar la plantilla.
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Actualmente, Carlo Ancelotti ha expresado la necesidad de reforzar ciertas posiciones en el equipo. La petición de un central y un lateral derecho tras las graves lesiones de Dani Carvajal, Éder Militão y David Alaba es una muestra clara de ello; sin embargo, no hay respuesta positiva por parte de los altos mandos.
La política de fichajes del Real Madrid
Cabe destacar, que no se trata de una cuestión personal contra el estratega italiano, sino de una política establecida que se aplica a la mayoría de los entrenadores que han pasado por el banquillo merengue. Esta política se basa en la siguiente estructura:
- Juni Calafat, el ojeador principal: Se trata de uno de los reclutadores estrella del Real Madrid, juega un papel fundamental en la identificación y recomendación de los mejores jóvenes talentos del mundo. Nombres como Vinícius Jr., Jude Bellingham o Eduardo Camavinga son algunos de sus descubrimientos.
- José Ángel Sánchez, el negociador: El director general del Real Madrid, se encarga de las negociaciones una vez que un jugador ha sido marcado como un objetivo prioritario. Su labor se centra en cerrar los acuerdos en las mejores condiciones posibles para el club, además es considerado como la mano derecha del presidente.
- Florentino Pérez mueve los hilos: Florentino tiene la última palabra en todas las decisiones importantes, incluyendo las incorporaciones. Su visión estratégica y control financiero son determinantes en la política de fichajes del club.
- El rol del entrenador: El entrenador, en este caso Carlo Ancelotti, es consultado en ocasiones y puede expresar sus necesidades, pero su opinión no siempre es decisiva. Su rol se centra más en la gestión del equipo y el rendimiento deportivo.
¿El fichaje que cambió todo?
El fichaje de Luka Jović en 2019, a petición de Zinedine Zidane, es un claro ejemplo de cómo la excepción a la norma puede resultar contraproducente. El Real Madrid pagó 60 millones de euros por el delantero serbio, quien nunca logró adaptarse al equipo y se convirtió en uno de los mayores fracasos en la historia reciente del club.
En cambio reforzó la idea de la "Casa Blanca" para seguir con su propia política de fichajes, basada en la detección de talento y la viabilidad económica, antes que ceder a las peticiones puntuales de los entrenadores.
Por ello, dicha dinámica implica que Carlo Ancelotti debe trabajar con la plantilla que se le proporciona, adaptándose a las circunstancias y buscando soluciones dentro del vestuario. Si bien puede expresar sus necesidades, debe ser consciente de que no siempre serán satisfechas.