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La llegada de Hansi Flick al FC Barcelona generó una oleada de optimismo entre la afición culé. El técnico alemán, con su palmarés y su estilo de juego ofensivo, parecía ser la pieza que faltaba para devolver al equipo a la cima del fútbol español. Y así fue al principio.
Flick inició su andadura en el banquillo azulgrana con un ritmo frenético, encadenando victorias que le permitieron igualar el mejor comienzo de la historia del club en LaLiga, una marca que hasta entonces compartía únicamente con el Tata Martino.
Sin embargo, la euforia inicial se desvaneció rápidamente. Lo que parecía ser el inicio de una era dorada se convirtió en una pesadilla. El Barcelona de Flick, tras un arranque arrollador, experimentó una caída libre que ha dejado al equipo en una situación límite. La suma de tan solo cinco puntos en los últimos 21 posibles es un balance más que preocupante y ha generado una gran incertidumbre en torno al proyecto del entrenador alemán.
Los números no mienten. Flick ha perdido cinco de los 19 partidos que ha dirigido en LaLiga, lo que supone un porcentaje de derrotas del 25%. Esta cifra es significativamente superior a la de sus predecesores en el banquillo culé. Xavi Hernández, por ejemplo, perdió un 15% de los partidos que dirigió, mientras que Quique Setién y Ronald Koeman lo hicieron en un 16% y un 21%, respectivamente.
¿Qué ha ocurrido para que el Barcelona de Flick haya pasado de ser un equipo imparable a uno inestable y vulnerable? Las causas de este cambio drástico son múltiples y complejas. Entre ellas, se pueden señalar problemas en la planificación deportiva, lesiones de jugadores clave, falta de adaptación de algunos fichajes y, por supuesto, decisiones tácticas cuestionables.
La situación actual del equipo es crítica y exige una reacción inmediata. La directiva culé deberá tomar decisiones importantes en las próximas semanas para intentar enderezar el rumbo y evitar que la crisis se agudice. El futuro de Hansi Flick en el banquillo del Barcelona pende de un hilo y su continuidad dependerá en gran medida de los resultados que obtenga en los próximos partidos.