El expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales ha prestado declaración en el proceso por agresión y coacción sexual que se le sigue y que probablemente se resolverá en las próximas dos semanas. Sin embargo, algunas de las pruebas presentadas por su defensa podrían ser excluidas del juicio, ya que las dudas sobre las mismas aumentan.
NOTAS RELACIONADAS
Según la Cadena Cope, la sentencia se conocerá probablemente en los próximos siete o diez días, si sigue el procedimiento habitual. La Fiscalía pide una pena de dos años y medio de prisión por agresión sexual y coacciones. Su perito legal, Emilio Cortés, señala que el delito de agresión sexual parece una condena más probable que el de coacción, en el que la Fiscalía debe probar la intimidación y/o la amenaza de violencia.
Sin embargo, uno de los puntos clave de la defensa de Rubiales también está en tela de juicio ahora. Relevo señala que se trajo a un lector de labios para testificar que se puede ver a Rubiales diciendo "¿Puedo darte un beso?" a Jenni Hermoso justo antes de besarla sin consentimiento. Sin embargo, el traductor de lenguaje de signos del lector de labios, que es mudo, afirmó tener una licencia de traducción de signos y haber sido contratado por Ofilingua, una empresa de traducción.
Sin embargo, ahora se ha establecido que este no fue el caso, y que Laura Martín era de hecho la secretaria del lector de labios Daniel Morillo, que es el presidente de la Asociación de Mudos de Granada y Provincia (ASOGRA).
Pruebas excluidas
Martin o Corillo podrían enfrentarse a una demanda judicial, mientras que las pruebas también podrían ser excluidas del juicio. Las sospechas surgieron cuando Morillo confirmó que "sin margen de duda" pudo leer que Rubiales dijo "un piquito", en lugar de "besito o bonito".
Los lectores de labios profesionales aseguran que es imposible diferenciar con certeza palabras tan similares, mientras que Rubiales había testificado originalmente que dijo "besito" en lugar de "piquito". Posteriormente modificó el testimonio, que coincidía con la lectura de labios.