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El año 2024 está a punto de concluir y para Ansu Fati ha sido, sin duda, uno de los más complicados de su carrera. El joven delantero del Barcelona regresó a la Ciudad Condal con la ilusión de recuperar su mejor versión y convertirse en una pieza clave en el esquema de Xavi Hernández. Sin embargo, las lesiones y la falta de minutos han truncado sus expectativas.
Desde su regreso al Barça, Fati ha visto cómo sus oportunidades se reducían drásticamente. Apenas ha pisado el césped en lo que va de temporada y su rendimiento ha estado muy por debajo de lo esperado. Un dato que refleja a la perfección su situación es el hecho de que no ha logrado anotar ni un solo gol en todo el año.
Hay que remontarse hasta noviembre de 2023 para encontrar el último tanto del canterano azulgrana. Fue en un partido de Europa League ante el Ajax, una diana que parece lejana en el tiempo. Desde entonces, su cuenta goleadora se ha mantenido en blanco, tanto con el Barcelona como con el Brighton, donde estuvo cedido durante la primera mitad del año.
La sequía goleadora no es el único problema de Fati. El extremo tampoco ha podido asistir a ningún compañero de equipo en este 2024, lo que evidencia una clara falta de incidencia en el juego. Además, ha visto más tarjetas amarillas (3) que goles o asistencias (0), un dato que refleja su frustración y su dificultad para adaptarse a la situación.
Ante este panorama, no es de extrañar que se haya especulado con una nueva cesión en el mercado de invierno. El Sevilla se ha mostrado interesado en hacerse con los servicios del jugador, pero las salidas en el equipo andaluz son imprescindibles para poder acometer su fichaje. Además, la lesión de Fati ha enfriado las negociaciones.
El futuro de Ansu Fati es una incógnita. El talento está ahí, pero la falta de continuidad y las lesiones están lastrando su carrera. El jugador necesita recuperar la confianza y encontrar un equipo donde pueda sentirse importante. El 2025 debe ser el año de su resurrección.