La decisión de la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona de archivar la causa contra dos aficionados del FC Barcelona, acusados de proferir insultos racistas hacia Vinicius Jr. durante un partido en octubre de 2023, ha generado un intenso debate. En su escrito, la Fiscalía ha descartado que los insultos implicaran un delito de odio o trato degradante, argumentando la falta de claridad sobre las expresiones exactas utilizadas.
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Durante el encuentro disputado en el estadio de Montjuïc, se hicieron eco de cánticos racistas que fueron grabados por las cámaras del recinto. Sin embargo, la Fiscalía concluye que, aunque estas expresiones fueran consideradas ofensivas, no se dieron las condiciones para calificar los hechos como incitación al odio.
Según se indica en el informe, no hubo un “efecto llamada” que incitara al público a actuar de manera violenta ni se produjo una suspensión del partido, lo que sería necesario para considerar un delito en este contexto.
El caso incluye testimonios y grabaciones, donde se identifica a tres aficionados como autores de los cánticos. Mientras que uno de ellos es menor de edad, los otros dos negaron haber hecho comentarios racistas. Uno de los investigados se acogió a su derecho de no declarar, mientras que el otro admitió estar presente pero defendió que sus expresiones no tenían un carácter ofensivo.
Vinicius Jr., quien está personado como perjudicado en esta causa, declaró que se sintió ofendido por los gritos de “mono” y “tonto mono”, aunque aclaró que solo conoció estas expresiones a través de las grabaciones, no en el momento del partido. Este aspecto ha resaltado la complejidad del caso, donde la percepción de una ofensa puede variar según el contexto y la forma en que se expresa.
La Fiscalía también sugiere que, a pesar del archivo del caso penal, sería pertinente remitir el asunto a la Oficina de Igualdad de Trato y No Discriminación para evaluar si corresponde activar un proceso sancionador. Esto plantea la cuestión de la responsabilidad social en el deporte y cómo deben ser tratados los actos de racismo en el ámbito futbolístico.
La decisión de la Fiscalía refleja no solo un enfoque técnico y legal, sino también un dilema moral sobre cómo abordar el racismo en el deporte. Las expresiones racistas, incluso en formatos no contundentes, deben ser confrontadas, pero la falta de evidencias claras dificulta la acción legal contundente.