La selección mexicana de fútbol recibió este jueves 26 de junio de 2025 un duro golpe en su estrategia para la Copa Oro: el mediocampista Luis Chávez sufrió la ruptura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha, una lesión que lo obliga a abandonar la concentración y pasar por el quirófano de inmediato. Esta baja representa una despedida prematura en un torneo donde Chávez se perfilaba como pieza clave del mediocampo.
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Detalles del parte médico e intervención quirúrgica
Según el comunicado oficial del Tricolor, Chávez se retiró de los entrenamientos el miércoles 25 de junio por molestias en la rodilla derecha. Al día siguiente, se sometió a una resonancia magnética que confirmó la rotura del ligamento cruzado anterior. Este tipo de lesión es severa, requiere cirugía reconstructiva —especialmente compleja en este caso— y conlleva un proceso de recuperación que suele extenderse entre seis y nueve meses, dependiendo de la rehabilitación.
Los especialistas coinciden en que, una vez operado, el futbolista deberá iniciar una fase de rehabilitación intensiva, que incluye tratamiento postoperatorio, fisioterapia, fortalecimiento muscular, estabilidad articular y reacondicionamiento. Si no surgen complicaciones, si la cirugía y la recuperación son exitosas, podría regresar en el último tramo de la temporada 2025‑2026. Sin embargo, hay altos riesgos de recaídas o secuelas que podrían comprometer su rendimiento a corto plazo.
Impacto en el equipo y replanteamiento táctico
Técnicos, afición y prensa coinciden en que Luis Chávez era un futbolista clave para el sistema de Javier Aguirre. Fue titular en el empate 0-0 frente a Costa Rica en fase de grupos y jugó 18 minutos contra Surinam. Su versatilidad, capacidad de recuperación de balón y distribución lo convertían en pieza determinante en el equilibrio del mediocampo tricolor.
Su ausencia deja un hueco importante que podría llenar Héctor Herrera o Diego Lainez, aunque ninguno posee la misma combinación de salida limpia y despliegue físico que caracteriza a Chávez. El técnico nacional deberá ajustar esquemas y posiblemente reforzar la estructura defensiva con jugadores más tácticos, sacrificando la dinámica si se busca mantener el equilibrio perdido.
Precedentes desafortunados en el plantel
Esta es la cuarta baja de México por lesión en el presente verano. La lista lamentable incluye:
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Jesús Angulo: meniscopatía en rodilla derecha y lesión condral, intervenido quirúrgicamente;
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Henry Martín: desgarre en isquiotibiales izquierdos;
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Hirving “Chucky” Lozano: lesión similar en isquiotibiales, ausente en la convocatoria inicial.
La acumulación de afectaciones preocupa ya que limita opciones tácticas y abre la posibilidad de fatiga o improvisación en roles clave.
Recuperación y perspectivas de retorno
La reconstrucción de un ligamento cruzado anterior es una intervención delicada. Durante los primeros días tras la cirugía, Chávez estará en fase antiinflamatoria, priorizando la movilidad gradual. Posteriormente, avanzará hacia ejercicios de carga controlada, fortalecimiento muscular, entrenamiento propioceptivo y finalmente acondicionamiento funcional. El protocolo estándar apunta a un regreso entre el mes 6 y el mes 9, siempre condicionado a la evolución física y ausencia de contratiempos.
Para su equipo y para el cuerpo técnico mexicano, la clave será medir su evolución a lo largo del verano. Un retorno previsto en marzo o abril de 2026 permitiría llegar en forma al cierre del ciclo del Mundial 2026, caso de que México clasifique.
La ruptura del ligamento cruzado anterior de Luis Chávez marca un punto de inflexión en el desarrollo táctico y competitivo del Tricolor en esta Copa Oro 2025. Más allá del daño inmediato, la operación y la prolongada recuperación comprometen su continuidad a corto plazo, ponen una pausa a posibles transferencias y obligan a la selección a reconfigurar su juego sin uno de sus actores dinámicos.