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Sin duda alguna, lo que el pueblo caraqueño vivió el pasado fin de semana fue una experiencia inexplicable, gracias al regreso de "El Gaitazo del Oso", el reconocido amanecer gaitero que regresó después de haber hecho historia en los años 80 y 90.
Desde el sábado 7 de diciembre hasta la mañana del domingo 8, los asistentes al Poliedro de Caracas gozaron con la música de 13 agrupaciones que los pusieron a bailar de principio a fin. Asimismo, la nostalgia de estas fechas decembrinas arropó la cúpula que recibió a miles de personas para el evento organizado por Qubix Productions y Peluche's Producciones.
Un despliegue de talentos
Las agrupaciones Saladillo y la Pelota Gaitera abrieron fuego con sus más grandes éxitos que hicieron entrar en calor al público. Después de la gaita llegó la parranda con Un Solo Pueblo, un respetado grupo de nuestro país que llegó para emparrandar al Poliedro.
Con temas como "Botaste la bola", "La Matica" y su infaltable canción "La Burra", a quien llamaron al escenario para hacerle honor a esas danzas de nuestras costas venezolanas. Los más cercanos al escenario tuvieron la oportunidad de bailar junto a ella en la llamada "olla", esa que también volvió después de mucho tiempo.
Gaiteros de Yiyo, D' Total Zulianidad y Tambor Urbano, fueron otros de los responsables de celebrar la llegada de las navidades. Neguito Borjas también saltó a la tarima y en su repertorio no pudieron faltar sus icónicas canciones con el Gran Coquivacoa.
A propósito de sus 50 aniversario, Betulio Medina y Maracaibo 15 ofrecieron una hora de un espectáculo a lo grande, acompañados en cada tema por todos los presentes que corearon en unísono "Amigo", "Viejo año", "La moza", "El 18 de noviembre" y prendieron la rumba con "Amparito".
A esta fiesta también se unieron Afro Criollo, Pajarito Vola Show y los encargados de cerrar con broche de oro cuando ya amanecía en Caracas, Guasinca Zuliana.
El esperado regreso de "la olla"
Así como los capitalinos pudieron disfrutar del retorno de este amanecer gaitero, también aplaudieron la reapertura del espacio que antes se conocía como "la olla", donde todo el público podía estar de pie, más cerca del escenario y viviendo aún más el calor del concierto.
Aunque para muchos haya significado "una locura" por lo ajetreado que resultó ser en ocasiones, para otros es la oportunidad perfecta para tener otro ángulo del show y, por qué no... armar un inmenso grupo para disfrutar juntos de la velada.