Desde la noche del 25 de abril, miles de feligreses se congregaron a las afueras de la Plaza San Pedro, para presenciar en primera fila el funeral de Jorge Mario Bergoglio, mejor conocido como papa Francisco.
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El argentino logró ganarse el corazón de millones de personas. Sus ideales, sabiduría y amigabilidad, lo hicieron más cercano a su gente, por lo que en su último adiós estuvo acompañado de muchos corazones que lo amaban.
Vale resaltar que, el cuerpo del Sumo Pontífice estuvo en capilla ardiente y a vista de todo aquel que se acercó para darle el último adiós entre lágrimas, peticiones y mucho agradecimiento.
Un momento histórico
El miércoles 23 de abril, el cuerpo del papa Francisco fue trasladado de la Capilla de Santa Marta a la Basílica de San Pedro, donde miles de personas lo esperaban y pudieron presenciar todo a través de pantallas gigantes que fueron instaladas por toda la plaza.
La multitud describió el momento como un "hecho histórico". "Es la segunda vez que estoy en Italia cuando muere un papa, pero la primera vez que podré verlo, así que estoy feliz de estar aquí", dijo entusiasmada una feligrés británica que vive en un pueblo a dos horas de Roma.
Entre ojos cerrados, otros con vista al cielo y lágrimas, los fieles no se separaron ni un segundo del lugar donde estaba el Santo Padre. "Vine especialmente para el traslado de su cuerpo", dijo Donna, una creyente que viajó desde Texas, Estados Unidos. "Es histórico", agregó.
Detalles del funeral del papa Francisco
A las 08:30 de la mañana (hora local) los arzobispos y obispos se reunieron en el Ala Constantino, un corredor cercano a la Basílica de San Pedro, mientras que los sacerdotes católicos se congregaron en la Plaza de San Pedro.
Más tarde, los patriarcas de la Iglesia Ortodoxa junto a los cardenales se congregaron en la Capilla de San Sebastián, justo donde reposan los restos del papa Juan Pablo II.
Una procesión fúnebre acompañó al féretro de Bergoglio y, luego inició la ceremonia presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re.
Alrededor de unas 250.000 personas asistieron al funeral, entre ellos, unos 170 jefes de Estado o de gobierno. El príncipe Guillermo estuvo en representación del rey Carlos III, quien estuvo presente en 2005 en el funeral de Juan Pablo II representando a su madre, la reina Isabel II.
Los invitados y mandatarios se sentaron más cerca de la basílica y del ataúd, mientras que los otros clérigos y el público en general se ubicaron dentro y alrededor de la Plaza de San Pedro, un acto muy parecido al funeral del papa Benedicto XVI.
El servicio finalizó con oraciones por el papa Francisco y una oración de cierre en la que Jorge Mario fue encomendado formalmente a Dios. De esta forma, se dio inicio a un período de luto de 9 días llamado Novemdiales, en los que realizan una misa diaria en memoria del fallecido.
