En el segundo capítulo de la serie entre los "Eternos Rivales", el Estadio Monumental se blindó de forma excepcional para una de sus grandes citas de la temporada 2024-2025 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional y dio la bienvenida a los fanáticos de la capital de regreso al recinto de Caracas.
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Desde la entrada del metro de La Rinconada hasta el mismo terreno de juego, destacó la fuerte presencia de seguridad en un choque que detiene al país y, sobre todo, a la ciudad de Caracas. La cita y los invitaba a los fanáticos a poblar desde temprano las gradas del coloso, pero, como es regla en nuestro país, la puntualidad no es el fuerte de los venezolanos. En los altavoces y en las butacas, se comenzó a sentir desde temprano el entusiasmo de los aficionados.
Playball de poder
Miguel Aparicio y José Peraza hicieron levantarse de sus asientos a los fieles filibusteros, que se hicieron sentir como locales en los primeros pitcheos del careo. Aunque estas carreras tempraneras del Magallanes no amilanaron a los caraquistas, que seguían ligando cada fly con la esperanza del extrabase. Para el quinto inning, aún se podía apreciar la larga cola de caraquistas, magallaneros y fanáticos del béisbol que se aprestaban a llegar al compromiso con sus vehículos a lo largo de la autopista Valle-Coche.
Foto: David Urdaneta / Meridiano
Una lástima, ya que no pudieron presenciar en todo su esplendor una de las grandes actuaciones de esta campaña desde la lomita: Junior Guerra por la Nave Turca. Solo un batazo de cuatro esquinas de Wilfredo Tovar logró romper la blanca pizarra que mantenía el veterano derecho de los eléctricos en el compromiso y poner a correr detrás de la bola los que presenciaban el encuentro desde las caminerías del jardín izquierdo del estadio.
A las nueve de la noche, un espectacular show de luces y fuegos artificiales se llevó a cabo para darle más color a la fiesta. También al ritmo de "Veneka" de Rawayana, y con cada batazo de ambos bandos, desde el piso siete del coliseo caraqueño hasta las caminerías del estadio, este rugió para cada lado. Sin embargo, Peter O'Brien terminó de prender la algarabía de los turcos con un batazo de cuatro esquinas de tres carreras, mandar a los melenudos afeitados y cabizbajos a sus hogares. "Nos la tienen aplicada", decía algún fanático caraquista, mientras veía caer el estacazo a lo profundo del center field del Monumental Simón Bolivar.
Con 30.664 almas colmando los asientos del Estadio Monumental, aunque tardó, respondió con un llenazo en la primera reyerta del Caracas y Magallanes en el suelo de la capital.