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Hace 52 años, el 6 de enero de 1973, la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP) vivió un momento histórico. En un duelo entre Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira, disputado en el estadio Universitario, el derecho Urbano Lugo padre protagonizó una hazaña sin precedentes: un No Hit No Run.
Con una actuación magistral, Lugo maniató por completo a la ofensiva escuala, quienes no pudieron conectar un solo imparable. El único corredor que pisó base fue José “Yoyo” Salas, quien recibió un boleto en el quinto inning. Con este resultado, los melenudos se impusieron 6 carreras por 0, reafirmando su posición en la clasificación, según lo recuerda el historiador Javier González en su cuenta de X.
Para Lugo, este logro representó el punto culminante de una larga y exitosa carrera en el beisbol venezolano. A sus 32 años, y con una amplia experiencia en el circuito mexicano, el falconiano demostró que aún tenía mucho que ofrecer. Aquel día, la confianza depositada en él por el mánager Oswaldo Virgil fue recompensada con creces.
Curiosamente, 14 años después, Urbano Lugo hijo emularía la hazaña de su padre, enfrentando al mismo equipo, en el mismo estadio, un mismo día de la semana y con el mismo receptor (Baudilio Díaz). Un hecho que sin duda quedará marcado en la historia de la LVBP.
Urbano Lugo padre falleció en 2027, dejando un legado imborrable en el beisbol venezolano. Su nombre estará siempre asociado a aquel inolvidable 6 de enero de 1973, cuando escribió una página dorada en la historia del deporte nacional.