No todo es batear y correr para ganar juegos de beisbol. Cardenales de Lara sabe que el abanico de posibilidades es amplio, y allí entra por la puerta grande el tema del pitcheo, en especial de los relevistas. Y es que el manager Henry Blanco cuenta con tres brazos importantes en su bullpen.
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Los hombres en cuestión son Alex Scherff, Brian McKenna y Robinson Hernández. Cada uno aporta algo distinto, aunque todos se suben al montículo con la misma misión de colgar ceros, algo que vienen cumpliendo con creces en esta final frente a los Bravos de Margarita.
La efectividad de los relevistas ha sido clave en las dos victorias del conjunto crepuscular en territorio insular, pues ya sea con una cómoda ventaja -o con una mínima- los tres lucen intraficables. De hecho, si juntamos sus estadísticas, en nueve entradas de labor no han permitido carreras.
Alex Scherff
Si el abridor de turno cumple con al menos cinco o seis innings buenos, el primer relevista por excelencia del estratega Henry Blanco es el oriundo de Colleyville. Desde el Round Robin se asentó en su posición y a partir de entonces se ha convertido en toda una garantía a mitad de los juegos.
En lo que va de final, Scherff ha visto acción a lo largo de tres episodios durante tres compromisos, donde solo un margariteño le ha conectado imparable (Ramón Flores), además que no ha concedido bases por bolas y suma un ponche.
Brian McKenna
Luego de que Alex Scherff cuelga su cero, el siguiente en la lista para actuar es su compatriota norteamericano. Y es que el neoyorquino es otro de los brazos afilados del elenco larense, pues desde el Round Robin ha demostrado un dominio casi absoluto ante sus rivales cuando el juego entra en su recta final.
El caso de McKenna en esta final es casi idéntico al de Scherff. También acumula tres innings de labor en tres encuentros, sin boletos, con un abanicado, pero con tres hits concedidos por parte de los margariteños.
Robinson Hernández
El de Tucacas aterrizó esta temporada en Barquisimeto proveniente de La Guaira. Las pocas oportunidades que tuvo en la Ronda Regular fueron suficientes para convencer a Henry Blanco, quien desde el Round Robin lo fijó junto a los estadounidenses. Al final, esa confianza ha rendido sus frutos.
Hernández tuvo que ser el apagafuegos del equipo en el primer choque de la final, ya que relevó al abridor para colgar ceros en la cuarta y quinta entrada. Luego, en el Juego 4, siguió la línea de Scherff y McKenna para ponerle candado al compromiso en el noveno. En esos tres capítulos solo ha concedido un indiscutible, sin boletos ni ponches.
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